Big Data. Ese término que lleva varios años siendo tendencia. El mismo que para unos ha explotado y es fundamental y para otros sigue siendo algo pretencioso y poco útil. Sea como fuere, y sin importar el punto en el que se encuentre, es una de las herramientas a la que acuden las empresas (en mayor o menor medida) y en la que más se especializan los expertos. Y, como en todo en la vida, todos ellos han topado con un muro, construido por materiales tan nocivos como los datos falsos, duplicados o aquellos faltos de información. Nos referimos a lo que, en el ‘argot’ se conoce como Dirty Data.
Una información que envenena al Big Data, este Dirty Data, que como se puede deducir, es imposible de erradicar. ¿El motivo? Uno de sus principales generadores somos los propios seres humanos que, en nuestro afán de escondernos, proporcionamos (en muchos casos) datos falsos. Un 60% según Verve. ¿Qué se consigue con ello? Que las bases de las empresas estén repletas de notificaciones inservibles y, con ello, que el propio Big Data no nos conozca de forma fiable y no pueda desempeñar su función principal: ofrecernos, por parte de las marcas, los productos que realmente vayan con nosotros. Su eficacia se ve reducida en un porcentaje alto y con ello la productividad, algo que a las marcas no les hace ninguna gracia. De hecho, este “veneno” tiene un importe para ellas (en forma de pérdidas) de 600.000 millones de dólares anuales, en total.
Los departamentos de Marketing son los que, quieran o no, más sufren los efectos de este Dirty Data. Y es que, ellos son los que se encargan de vender el producto y el contar con datos erróneos dificulta la consecución de esta meta y, por ende, el llegar a los objetivos marcados en un principio por la compañía. Por ello, deben dedicar un tiempo que no deberían emplear, si se hiciesen las cosas como es debido, a quitar la paja y quedarse con el oro. Una búsqueda, y eliminación, que debe ser meticulosa para evitar daños futuros. Eso sí, no lo hacen a mano. Cuenta con algoritmos, más o menos eficientes, que sirven de parche ante este problema aunque, como queda claro, no lo evitan. El problema sigue ahí, latente.
Lo que también se aconseja contra este Dirty Data es que, tanto los más noveles como los más experimentados, que prevengan antes de tener que curar. Para ello, por ejemplo, debemos mantener una estrecha relación con nuestros clientes, lo que hará que confíen a la hora de dejarnos sus datos más preciados. Además, hemos de evitar el llenarles el correo de ‘spam’ ya que nos asociarán con este concepto. Dos simples pasos que pueden darnos algo la opción de tener con nosotros más información veraz y menos mentiras “por precaución”.
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