Broadway es la calle de Nueva York asociada al teatro, especialmente al musical, aunque muy pocos saben que, al modo en que Bugsy Siegel imaginó Las Vegas en medio del desierto, fue un inglés, Thomas Baker, quien soñó con este género y con un lugar en el que rendirle culto y tributo. El que puede ser llamado musical moderno empezó a ocupar la mente de este visionario hacia 1850 y sería en Broadway donde desarrollaría y cristalizaría su proyecto, aunque su nombre ha quedado en el olvido y es complicado encontrar referencias que reconozcan su labor.
El nuevo espectáculo de Showtime Producciones intenta paliar esta injusticia utilizando a Thomas Baker como maestro de ceremonias de Viva Broadway, un montaje que ha sido magníficamente recibido por el público lo que ha provocado que, por el momento, las representaciones en el Teatro Amaya de Madrid se prolonguen hasta el próximo 10 de julio. Llevamos los micrófonos de Destino: Wonderland hasta el patio de butacas, algunos de los intérpretes de Viva Broadway se sentaron en la corbata del escenario y revivimos la magia del musical. Ender Bonilla, José Miralles, Idaira Fernández y Roberto Saiz (que da vida a Thomas Baker) nos contaron algunas de sus experiencias participando en un espectáculo que supone recordar algunas de las páginas más famosas del género (El fantasma de la Ópera, Evita, Cats) y reivindicar algunas menos populares (Aplauso o Something Rotten!).
Con una dramaturgia somera pero muy precisa, Viva Broadway no se limita a unir unos números con otros sino que les da unidad al narrar la historia de Thomas Baker y ordenar cronológicamente las obras que se recuerdan, dependiendo del momento histórico en que transcurran. Es un fantástico aperitivo para quien quiera acercarse al teatro musical y una muy buena recopilación para aquel que ya lo admira.
De nuevo en el estudio, para cerrar el círculo, Pablo Vilaboy nos acerca a Los caballeros las prefieren rubias, uno de los títulos que cimentó el mito de Marilyn Monroe. Nacida como vehículo para la despampanante Jane Russell, la película era la adaptación de un musical basado en la homónima y archipopular novela de Anita Loos que, en manos del gran Howard Hawks, se transformó en un espectáculo burbujeante y muy divertido. En contra de lo que pudiera pensarse, entre Monroe y Russell se forjó una amistad que se mantuvo hasta la temprana muerte de la primera; aunque la segunda demuestra su vis cómica y poderío escénico, todo queda opacado cuando Marilyn se adueña de Diamonds Are a Girl´s Best Friend en una secuencia imperecedera.
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