Todo el mundo ha perdido el respeto hacia Juan Luis Cebrián. Exactamente hace un mes tres medios de Comunicación: eldiario.es, elconfidencial.com y laSexta publicaban su supuesta implicación en los Papeles de Panamá, a lo que el Presidente Ejecutivo de Prisa respondía con una sorprendente demanda –a nombre de Prisa- y vetaba la presencia de periodistas de éstos medios en Cadena SER y El País. Cebrián intentaba apagar el fuego con gasolina y extinguía la última llama de credibilidad que aún le quedaba a él y a sus medios.
Lógicamente la indignación entre los periodistas de El País y Cadena SER contra Cebrián es importante. Ésta ha sido sólo el último episodio de una serie de desencuentros entre el Presidente Ejecutivo y su equipo: el desplome de la facturación, el endeudamiento crónico y los continuos recortes de plantilla y de derechos laborales han erosionado la relación hasta niveles insospechados. En esta línea era cuestión de tiempo que la situación estallara.
Pasa una cosa alucinante si lees la primera letra de cada frase de la columna de @juansotoivars en Tentaciones pic.twitter.com/FRad5zi2LS
— El Hematocrítico (@hematocritico) 29 de mayo de 2016
Y así fue este fin de semana cuando el periodista Juan Soto Ivars publicó una columna de opinión en el suplemento Tentaciones con un mensaje oculto en el texto. Titulada paradójicamente Aquí sufriendo se introdujo un mensaje a modo de acróstico con un mensaje aparentemente indetectable que acabó saliendo publicado en la edición impresa. El caso es que si se juntan todas las mayúsculas del texto correspondientes a los inicios de frases, se obtiene el mensaje “Cebrián es un tirano como Calígula”.
Cebrián, el hazmerreír de Prisa
Una situación que ha convertido a Cebrián no sólo en el hazmerreír en redes sociales sino que también entre los redactores de sus propios medios. De hecho, esta mañana ha sido la comidilla de todos sus empleados, que definitivamente le han perdido el respeto a su Presidente Ejecutivo. Este mensaje es probablemente lo que todos en Prisa le han querido decir a Cebrián en algún momento y que nadie ha podido hacerlo, al menos de manera pública.
Y como no podía ser de otra manera Cebrián no está nada contento con la situación y ya pide responsabilidades a Antonio Caño y a El País por esta salida de tono que le ha dejado retratado ante la opinión pública. Y en especial ante su redacción. Cebrián no gana para disgustos, en especial cuando él pensaba que ya había pasado el temporal de los Papeles de Panamá.
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