El comisario José Manuel Villarejo ha sido portada de la semana informativa porque sus supuestas filtraciones a los medios de Comunicación han implicado a reputados periodistas en un procedimiento judicial separado del caso del Pequeño Nicolás y que demuestra la guerra interna entre determinadas facciones de los cuerpos de seguridad del Estado, las denominadas cloacas del Estado, que ahora salpican a informadores como Eduardo Inda, Esteban Urreiztieta y Manuel Rico. El País entra de lleno en el caso con las informaciones que ha publicado esta mañana.
Es complejo entender las conexiones del comisario Villarejo con el mundo político, social y mediático, pero buena parte de estas relaciones están saliendo a la luz a raíz de las investigaciones policiales. Esta semana saltaba la noticia de la citación como investigados y del registro de sus casas y oficinas de un buen grupo de periodistas que en su momento realizaron informaciones referidas al caso del Pequeño Nicolás. Los investigados son los periodistas Daniel Montero, Eduardo Inda, Esteban Urreiztieta y Manuel Rico; y los directivos de la productora Mandarina Pedro Antonio Revaldería, Santiago Botello y Sandra María Fernández.
La investigación corresponde a una pieza separada (caso Nicolay) del procedimiento contra el pequeño Nicolás. Según el sumario, el 20 de octubre de 2014 se produjo una grabación ilegal de una conversación entre tres policías y dos miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que luego fue manipulada, distribuida y divulgada con la clara intención de anular el procedimiento. Un caso que revela las denominadas “cloacas del Estado”, o lo que es lo mismo las luchas internas de los cuerpos de seguridad del Estado para otorgar favores, favorecer a determinados políticos y/o personajes o simplemente como en el caso de Villarejo para acumular poder e influencias.
En estas cloacas, la prensa se ha convertido en actor principal ya que los periodistas citados han sido casualmente los que han publicado exclusivas relacionadas con estos casos, supuestamente siempre con Villarejo y su entorno como fuente o como filtrador de determinada información sensible. Un Juego de tronos en toda regla al que esta mañana El País agrega nuevos elementos en un reportaje firmado por Javier Ayuso, sí, el mismo que esta semana ha declarado en el Caso Ausbanc en su condición de ex dircom del BBVA y que Prisa ha protegido sin publicar ninguna información al respecto.
El caso es que Ayuso publica nuevos nombres relacionados con Villarejo. Ayuso explica que “el comisario Villarejo siempre ha mantenido una relación muy intensa con los medios de Comunicación. En la profesión todo el mundo conoce a los periodistas más cercanos al policía. Un grupo que, al final, siempre acaba defendiéndole cuando vienen mal dadas. Además, José Manuel Villarejo controla accionarialmente el diario digital Información sensible, en el que trabaja su actual pareja, Gemma Isabel Alcalá Garcés. Suele utilizar este medio para ajustar cuentas con quien no está de su lado”.
Y continúa aportando nuevos nombres “últimamente, el polémico policía ha intensificado sus contactos con la prensa. Y ha elegido interlocutores al más alto nivel. Se le ha visto con el editor de El Español, Pedro J. Ramírez y, recientemente, con algunos de los responsables del grupo Atresmedia. El martes 17 de mayo, el comisario Villarejo almorzaba en un conocido restaurante del barrio de Salamanca, entre otros, con el presidente de La Razón, Mauricio Casals, y con el director de laSexta, Antonio García Ferreras (sic), según reconocieron ambos a El País”.
El periodista carga contra Casals, García Ferreras y Pedro J. los dos primeros de Atresmedia y el segundo un viejo enemigo del diario de Prisa y del propio Ayuso. En el caso de Atresmedia no hace más que intensificarse la guerra entre Prisa y el grupo de laSexta. Todo comenzó cuando la cadena relacionó a Juan Luis Cebrián con los Papeles de Panamá para que el presidente Ejecutivo del Grupo vetara a todos los periodistas acudir a la cadena. Hace pocas semanas volvió a cargar contra el Grupo que además es dueño de Antena 3 y comparte propietario con La Razón.
En un editorial publicado hace diez días El País acusó al Grupo de dar cobijo mediático a Podemos. “Su estrategia es clara: asfixiar a los socialistas negándoles el acceso al Gobierno y dominar la agenda mediática, para lo cual ha contado con el inestimable apoyo de un canal de televisión perteneciente a Atresmedia, grupo empresarial que juega a todas las barajas —es el mismo que edita La Razón— y que sabe estar al lado del Gobierno cuando la situación lo requiere”.
En cualquier caso, Villarejo es el verdadero objetivo de Ayuso y Prisa. Ayuso no es un desconocido para las cloacas del Estado. En su época de responsable de Comunicación de la Casa del Rey cultivó muy buenas amistadas en círculos policiales y del Ministerio del Interior. De hecho, su artículo de hoy critica que la Fiscalía de Madrid se haya opuesto al Juzgado de Instrucción 2 de la capital, que ha solicitado a la Policía Nacional citar a 14 investigados en este caso Nicolay, por supuesta corrupción policial. Es decir, Ayuso juega a ser periodista con las cartas marcadas y con una clara intencionalidad que va más allá del interés por la verdad periodística.
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