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Algo mágico y hasta poderoso ocurre cuando logramos unir nuestras voces haciéndolas sonar como una sola. ¿Alguna vez has formado parte de un coro de voces, o sencillamente has estado en algún concierto multitudinario coreando el estribillo de una canción junto a miles de personas cantando lo mismo al mismo tiempo? En estas ocasiones emerge un río de emociones, energía, pasión, buen rollo que le empapa a uno y que a su vez se trasmite a los demás. En esta ocasión me gustaría hablar precisamente de esto, de la fuerza de sumar, de aportar, de compartir una ilusión con los demás. Porque aunque seamos personas individuales, hemos sido diseñados para comunicarnos, compartir, relacionarnos.
No es lo mismo cantar a una sola voz que cantar todos a la vez sin orden, armonía ni concierto. Precisamente la belleza y el poder residen en la capacidad de unir nuestras voces, y hasta corazones, de manera que creen un sonido único, un mensaje, unas sensaciones cargadas de lo que cada persona aporta.
Me gustaría pensar que podemos llevar esta imagen a diferentes situaciones de nuestra vida cotidiana. Aprender a acompasar, a empatizar, a tener una escucha activa, dejar los espacios y aportar cuando llegue nuestro momento, pero siempre desde una especie de danza colectiva, armónica, coherente y artística que hace que todos nos sintamos parte de algo más grande, siendo nosotros mismos, sin perder nuestra identidad.
Pero… ¿qué es lo que me aporta una experiencia de este tipo? Seguramente te sentirás parte de algo más grande, sentirás la fuerza de la unidad, cargando tus pilas emocionales, cosa que sin duda repercutirá para tu bienestar físico también. Es quizás por esto que nos gusten tanto los conciertos, los eventos en los que nos reunimos por una misma causa o pasión, aunque sea desde diferentes puntos de vista. Buscando lo que nos une más que lo que nos separa, creyendo que, al fin y al cabo, todos estamos hechos de una misma pasta que empasta entre sí para generar, desde estados de ánimo colectivos, movimientos sociales y hasta posibles revoluciones.
A una sola voz no implica borreguismo o falta de personalidad, va más allá, implica afinar, generar acordes y acuerdos que nos permitan ser más felices y disfrutar de la vida. Por ello es tan importante la música, dicen que es medicina para el alma. Así que lo que te propongo hoy es que la próxima vez que tengas oportunidad de formar parte de algo así, seas consciente del poder y la belleza que tiene cantar “a una sola voz”.
Seguiremos Informando…