Además de los profesionales sanitarios y las asociaciones de pacientes, la familia, los amigos y la pareja de los pacientes con depresión son elementos clave para acelerar la mejoría de la enfermedad. La ayuda comienza por entender qué es la depresión y cuáles son los tratamientos más eficaces. Pero no es la única forma de apoyar a los pacientes. Tener una actitud positiva y activa es un aspecto básico. Así lo ha asegurado Margalida Gili, decana de la Facultad de Medicina de la Universitat de las Islas Baleares y doctora en Psicología, durante el XV Seminario Lundbeck “La depresión en mayúsculas”. Esta experta dio una serie de pautas de Comunicación muy útiles para tratar con personas con depresión sin generarle perjuicios.
Esta experta recomienda dedicar tiempo para estar con el paciente, proponerle ejercicios para que se encuentre activo y una dieta para que siga una vida sana, ayudarle a identificar fuentes de estrés y preocupación, compartir las restricciones respecto al consumo de alcohol y elogiar cada uno de sus avances. “Muchas veces lo que provoca el paciente con depresión es que la gente huya. Y eso es lo contrario de lo que debe hacer la familia. La familia debe acercarse al paciente, debe hablar con él o, sin hablar, de alguna manera estar en contacto con él y muy atento a los posibles pensamientos suicidas”, comenta la doctora Gili.
Por el contrario, pide evitar las críticas y reproches. Detalla que los actores del entorno más cercano del paciente deben evitar expresiones como: “Sal y distráete un poco”, “Debes poner algo de tu parte”, “No pienses tantos” o “No sé por qué estás así o de qué te quejas si no te falta de nada…”. Según la doctora, “si el familiar percibe que el paciente no desea mejorar, significa que no comprende que esa aparente falta de esfuerzo es uno más de los síntomas de la propia enfermedad”. La doctora en Psicología hace hincapié en que “el paciente con depresión necesita que todos y cada uno de nosotros, quienes tenemos responsabilidades en salud y la sociedad en su conjunto, prestemos mayor atención a la enfermedad, que es un verdadero reto en salud pública”.
La depresión, una enfermedad casi consustancial al ser humano
Margalida Gili niega que la depresión sea una enfermedad propia de nuestro tiempo provocada por el estilo de vida actual o por estos tiempos de crisis económica o política. En los escritos de Hipócrates, de Galeno o incluso en el Antiguo Testamento ya aparecen descripciones de esta dolencia. Sin embargo, anima a replantear el abordaje de la misma. “La depresión es un auténtico problema social y de salud pública que necesita una implicación global por parte de toda la sociedad: administración, profesionales sanitarios, sociedad y pacientes”, explica.
La doctora plantea la psicoeducación como una técnica genera muy buenos resultados. “La psicoeducación es la parte de las intervenciones que se hace con paciente y sus familiares. Y consiste en enseñarle qué es la enfermedad, cómo se administra el tratamiento, qué problemas puede llegar a tener y qué ventajas verá si sigue el tratamiento. Eso no es importante enseñárselo solo al paciente, sino que es muy importante enseñárselo a los familiares”, apunta.
Con respecto a los tratamiento farmacológicos más efectivos señala el cognitivo conductual (TCC) y, ocasionalmente, la activación conductual. “Consiste básicamente en enseñarle la relación entre lo que tú piensas de las cosas, las emociones que se derivan de ellas y cómo actuar después. Es decir, que si tú crees que todo irá mal, que la gente te mira mal y que aquello no puede salir bien, de alguna estás mediatizando tus emociones sobre esto. Porque los pensamientos influyen en las emociones y las emociones influirán en tu conducta porque dejarás de hacerlo antes de saber si va a ir bien o mal”, concluye.
Seguiremos informando…