La depresión supone un coste total de 92.000 millones de euros a la Unión Europea. De ellos, el 59% son indirectos y están estrechamente relacionados con la pérdida de productividad laboral derivada de las bajas por enfermedad y jubilación anticipada. “Es un auténtico problema social y de salud pública que siempre ha soportado la incomprensión de unos y la falta de implicación de otros”, lamenta el doctor Luis Gutiérrez Rojas, psiquiatra del Hospital Clínico Universitario San Cecilio de Granada. Parte de culpa de que este término sufra tremenda vulgarización la tienen aquellos que utilizan a la depresión como vehículo de fraude laboral. Y es que, no todas las solicitudes de bajas por depresión que se cursan responden a la realidad.
Los psiquiatras advierten de que algunas personas son capaces de fingir los síntomas de esta enfermedad con tal de conseguir un parte de incapacidad temporal de su médico de cabecera, pues se valen de que para tramitar la baja no es necesario que el paciente pase por el Servicio de Psiquiatría. Estos casos falsos, en los que deliberadamente se finge sufrir tristeza, falta de atención y concentración, problemas de memoria o dificultad en la toma de decisiones, no solo dificultan el trabajo de los facultativos a la hora de conocer una cifra fiable de pacientes que padecen esta compleja enfermedad, sino que entorpecen el diagnóstico y el tratamiento en aquellas personas que verdaderamente necesitan ayuda. “Pagan justos por pecadores”, comenta el médico.
No obstante, desenmascarar a estos depresivos farsantes suele ser bastante sencillo: “Lo primero que proponen es que le certifiquen la baja. No están interesados en encontrar una solución a su depresión ni escuchan a sus médicos cuando le advierten de que la baja puede ser contraproducente para su caso”, explica el doctor Gutiérrez. Y es que, no todos los procesos de depresión o ansiedad son incompatibles con el trabajo, por lo que no todos podrán justificar una baja laboral: “Esta solo se producirá cuando la realización del oficio perjudique su recuperación o cuando dificulte el tratamiento prescrito”. Así lo indica el profesor Enric Álvarez, director del Servicio de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pao y profesor titular de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona.
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