Los muertos van a menudo a sus tumbas envueltos en mentiras. (Siri Hustvedt)
La Seguridad Social en su permanente descontrol en desmedro de la eficacia ha sido capaz de llegar al delirante extremo de pagar prestaciones a 30.000 muertos. Así lo ha calculado El Tribunal de Cuentas; un montón de espíritus mangan de las famélicas arcas 300 millones de euros anuales. Algo que merecería formar parte de una página de humor del realismo mágico de no ser por la alegre inconsciencia que denuncia en el funcionamiento de nuestra Administración.
Y si del talento de Juan Rulfo pudiera parecer haber salido la noticia anterior, no menos literaria es otra, ésta a todas luces surrealista, que nos habla del pacto del PP con los secesionistas. Quizá como para argumentar una obra de André Bretón, pues debe ser que vivimos en una casa de putas habitada por los fantasmas de un país de muertos vivientes. O tal vez sea que morimos mil veces antes de que alguien nos certifique fiambres y vamos matando la dignidad, la moral, la responsabilidad, el pensamiento, la hombría, etc. Así nos convertimos en zombis a los que únicamente les interesa el pan de hoy, incapaces de pensar en el interés general aunque para beneficiar nuestros intereses particulares tengamos que satisfacer las demandas de una banda de golpistas.
Ya titulé como triste la victoria del PP y me quedé corto. Hasta el desasosiego me alcanza saber que un Gobierno en funciones, con tal de hacer viable la investidura del presidente en defunciones, tiene el cuajo suficiente para comprometerse a refinanciar los 1.600 millones que la Generalitat debe apoquinar el mes que viene, más la autorización para que los secesionistas suscriban deuda a corto plazo por 685 millones. A partir de aquí, cuando la coherencia se vuelve superflua y la verdad queda abolida, ya no cabe esperar nada que no sean el engaño y el desprecio de los políticos de ambas partes para con los ciudadanos que depositaron en ellos su confianza.
Y ya como dadaísmo puro y duro, como si la cabeza de los muertos antisistema que cobran del sistema fuera la de Tristan Tzara, la CUP pide explicaciones a los zombis de Convergencia por su apoyo a una mesa de derechas. Como si los convergentes no fueran derecha rancia y como si fuera la primera vez que se acuesta el cliente con la prostituta.
Menuda pintura de nuestro tiempo… ¡Suerte!
Antonio de La Española