La impresión 3D ha alcanzado límites que, hasta la fecha, eran impensables. El último, algo más frívolo todo hay que decirlo, nos lleva a una empresa cordobesa, la cual ha creado picos de pan, con forma exclusivas, mediante este método. Nos enfrentamos, con esto, a un producto de lo más cotidiano que, de esta forma, adquiere formas nuevas y sabores que nuestro gusto desconoce. Un último paso cuyo objetivo es fortalecer el vínculo de esta industria, la alimentaria, con el de la tecnología. El mismo que ya tienen otros sectores y que ha llevado a la fabricación de productos de todos los tipos…
Ropa y accesorios
Entre los más conocidos, en lo relativo a esta impresión 3D, se encuentra la ropa (de todas las clases). Camisetas, camisas, vestidos, pantalones… Todos pueden cobrar vida a través de una impresora 3D. Y lo mejor de todo es que se pueden hacer a medida, dejando a un lado el problema de las tallas que siempre acompaña una compra tradicional. También se pueden llevar a cabo joyas. Es cierto que no lucen tan perfectos y, sobre todo, brillantes como los reales (sobre todo, con los fabricados con oro) pero todo se andará. Algo que también ocurre con el resto de accesorios.
Hay impresiones que salvan vidas…
Más humanas, de largo, se vuelve las impresoras 3D cuando su producto final no es otro que una prótesis. Productos, hechos también a medida, que pueden llegar a salvar vidas o, en otros casos, mejorarlas sustancialmente. Hablamos de brazos o piernas, en este segundo caso, y de tubos bronquiales, por ejemplo, en el primero. ¿El objetivo? Llegar a crear corazones artificiales que puedan sustituir a los humanos mediante trasplantes. Y regresando a un terreno más material, las impresoras 3D ya han dado la opción de crear instrumentos musicales, como guitarras, cámaras de fotos (y sus respectivas lentes), juguetes para niños, accesorios para nuestros teléfono móviles (y resto de dispositivos), drones, incluso productos frikis como un dispensador con nuestra cara, sillas de ruedas para perros o soportes para nuestra cámara GoPro.
…Y las hay que las quitan
Si hay algo por lo que no se debería presumir, en este caso, es por la facilidad con la que se pueden fabricar armas (blancas o de fuego) con una impresora 3D. De hecho, existen muchos tutoriales (en vídeo o escritos) que nos ayudan a llevarlas a cabo sin muchos problemas (ni mucha inversión). Esto ha llevado, incluso, a pedir una reforma de la ley de armas en Estados Unidos, hecho que refleja la “gravedad” del tema. También, aunque este caso simplemente genera dudas por su complejidad, podemos construir casas. Hogares que, perfectos desde fuera, no terminan por convencer en lo relativo a su habitabilidad.
El primer paso de un largo camino por recorrer
La impresión 3D cuenta ya, por tanto, con un amplio abanico de posibilidades (más o menos útiles en nuestra vida diaria) ¿Lo mejor? Queda mucho trabajo por hacer por lo que sus beneficios seguirán creciendo con el paso de los años.
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