Coca-Cola European Partners lleva 31 meses lidiando con un ERE que ha demolido su imagen pública. Casi tres años en que la marca ha pasado de ser una de las más respetadas a convertirse en una de las empresas con mayor conflictividad social de los últimos años. Una pérdida de reputación que se mantiene a pesar de que en este periodo la compañía ha invertido más de 170 millones de euros en intentar lavar su imagen y en una serie de campañas de dudoso éxito.
La última de estas campañas ha sido contar que se ha cumplido el objetivo “de devolver a la naturaleza el agua utilizada para hacer Coca-Cola”. The Coca-Cola Company y sus socios embotelladores de todo el mundo (el Sistema Coca-Cola) anunciaba que habían cumplido su objetivo de “devolver a la naturaleza y a las comunidades una cantidad de agua equivalente a la que utilizan en su volumen global de ventas”. Un nuevo intento de lavado de imagen en una compañía, en este caso Coca-Cola European Partners, que tiene unos problemas más serios que enfrentar.
Hispanidad.com informaba esta semana que Coca-Cola European Partners cotiza a 35,5 euros, por debajo del precio esperado, solo una semanas después de salir a Bolsa. La compañía –antes Coca-Cola Iberian Partners- tampoco logra solucionar el problema de la planta de Fuenlabrada, en la práctica cerrada a pesar de que en el ERE la compañía se comprometió a relanzarla. De hecho, las plantas de Martorelles y Quart de Poblet producen un 47% y un 53% más para afrontar el aumento de la demanda en verano, mientras que la de Fuenlabrada sigue sin convertirse en el centro logístico prometido y apenas hay carga de trabajo.
Pero en vez de afrontar estos problemas Coca-Cola European Partners sigue su huida hacia adelante, malgastando 177 millones de euros en mastodónticas campañas de comunicación y de marketing que vistos los resultados, no han logrado los objetivos esperados. La reputación de Coca-Cola sigue en mínimos, el ERE no se ha solucionado y los puntos a los que se comprometió la compañía no se han cumplido. Es decir, nada ha cambiado a excepción del gasto desorbitado en propaganda, lo que demuestra que se necesita algo más que 177 millones de euros para reflotar la imagen pública de una compañía.
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