Desde que se anunciase, hace ya unas semanas, Facebook no ha parado de recibir críticas al respecto. Y es que, el vínculo que se ha creado entre ésta y su plataforma de mensajería, Whatsapp, tan beneficioso a nivel empresarial para la compañía, no lo es tanto para los usuarios que ven peligrar su intimidad (y los datos que esta genera). Lo mejor (o peor, según el prisma con el que se mire) es que no requiere de una actividad compleja para desarrollarse, como bien nos comenta Pablo San Emeterio, Experto en Seguridad de Telefónica: “Lo único que se necesita es un dato común (una cuenta de Facebook o un número de teléfono) que permita conectar los datos de ambas plataformas“.
De hecho, a pesar de ser algo relativamente nuevo, era algo que se veía venir: “Poco tiempo después de que Facebook adquiriera WhatsApp apareció en la configuración de la cuenta de esta última una forma de enlazarse con la primera“. Un primer camino al que se une, como decíamos, el número de teléfono, el cual: “Es el nombre de tu usuario en WhatsApp. Por su parte, en Facebook hace tiempo que existe una opción para añadir tu número de teléfono a tu perfil”.
Con todo, lo que el usuario se pregunta, por encima de este tejemaneje de información, es si realmente van a quedar sus datos sensibles al descubierto: “En principio, las configuraciones de privacidad de las cuentas de Facebook y WhatsApp no deben experimentar cambios“. Esto significa que: “Ningún contacto de WhatsApp será, automáticamente, amigo en Facebook y ningún amigo de Facebook podrá contactar contigo por WhatsApp si desconoce tu número de teléfono”. De hecho, como argumenta nuestro experto: “No hay informaciones que sugieran que Facebook y WhatsApp se vayan a fusionar en una única red social”. Eso sí, también hay una cosa clara: “Facebook será capaz de unir la información que existe en ambas plataformas para su uso en productos y servicios de la compañía”.
Lo que ha hecho Facebook… ¿Es legal?
Otra de las inquietudes que tienen todos los usuarios de Facebook (y Whatsapp) es saber si es algo lícito o si, por el contrario, están incurriendo en un delito penado: “Normalmente cuando una compañía adquiere otra, se inician tareas de consolidación de los distintos departamentos y una de las primeras en realizarse es la de lograr un uso integrado de los sistemas de información de ambas” nos comenta Pablo San Emeterio, que nos recalca también (tras leer las condiciones legales de la plataforma de mensajería) el hecho de que: “Queda bastante claro que Facebook y sus empresas asociadas comparten la información de sus plataformas de manera activa”. Y WhatsApp pertenece a esta familia desde 2014, junto a otras tantas de diferentes ámbitos: “Medios de pago, realidad aumentada, intercambio de imágenes y anuncios y publicidad”. Serían las siguientes…
¡Dinero, dinero… y más dinero!
Con pocas opciones de dar marcha atrás al respecto, lo que tampoco se ha querido explicar con relativa claridad son las consecuencias que supone para los usuarios este trasvase de información entre ambas marcas. La más preocupante (o importante, según quien lo comente) es que: “Facebook tendrá un conocimiento más fino de los usos y costumbres de cada usuario de ambas plataformas en tiempo real“. Esto le ayudará, como no, a ganar más dinero ya que: “Sufrirá una mejora a la hora de vender sus servicios de anuncios y publicidad”.
Un hecho que queda claro con este ejemplo que nos pone Pablo: “Si comparto la ubicación de un restaurante en un grupo de WhatsApp a las siete de la tarde de un sábado, lo más probable es que todos los miembros de ese grupo (y sus parejas) hayamos quedado para cenar en ese restaurante. Esto puede permitir a la propia Facebook enviarnos a todos publicidad de negocios que estén cerca de dicha ubicación, ya que no sería raro que después de la cena, la velada continuara en alguna discoteca o que se necesite un taxi al final de la noche”.
Un hecho simple que se lleva a cabo sin que, en muchos casos, nos demos cuenta y que puede generar a Facebook, a medio plazo, un aumento de ingresos sustancial. ¿Queréis comprobarlo? Os invitamos a que hagáis la siguiente: “Cuando añadáis un número de teléfono a vuestra agenda lo más probable es que en poco tiempo Facebook os sugiera como contacto el perfil de esa persona si no es ya tu amiga, y puede que más”.
¿Los chatbots harán que la gente cambie de opinión?
Es cierto que Facebook tiene, como objetivo prioritario, el ganar más dinero. Sin embargo, este intercambio de información también se lleva a cabo con la intención, en menor pedida eso sí, de potenciar los chatbots. Un servicio que, valga la pena decirlo, cuenta con muchas bondades que ofrecer a sus clientes, como bien nos comenta Pablo: “Permiten una atención al cliente familiar y personalizada. Por ejemplo, si una compañía aérea con la que se va a volar, dispone de un chatbot en WhatsApp me puede informar a través de él de los vuelos que tengo reservados, cuando se abre el checkin, mandarme las tarjetas de embarque y otros servicios. Todo, sin salir de la plataforma de mensajería instantánea favorita del usuario y sin necesidad de utilizar usuarios y contraseñas”. Un paso que sí resulta atractivo pero que no sabemos si será suficiente frente a los peligros a los que nos veremos expuestos.
Peligroso si cae en las manos equivocadas
Facebook ha mirado su productividad pero, en menor medida (o al menos es lo que parece a simple vista) no se ha parado a atender la peligrosidad que supone el mover datos sensibles de un lado a otro. Pablo, como experto en la materia, aclara este hecho (que, siendo sinceros, tiene un cierto carácter condicional): “Todo depende del uso concreto que se le vaya a dar. Por ejemplo, un cuchillo puede ser utilizado en la cocina para cortar alimentos o se puede emplear en un asesinato”. Así, él no ve tan negativa la motivación inicial de la plataforma social: “Si utiliza toda la información que obtiene de sus plataformas para enviar publicidad dirigida o poner en contacto a personas con empresas de servicios como puedan ser aerolíneas, hoteles o comida, puede no ser tan peligrosa”.
El problema llegaría si el uso que se da, por parte de terceros, no es el adecuado: “Imagina que un día tienes una prueba en un hospital y cambias tu estado en WhatsApp a ‘en el hospital’ y pones como foto de perfil una foto tuya en una camilla antes de la prueba. Podría ocurrir que en el próximo recibo de tu seguro de vida, la cuota haya sufrido un incremento sensible o también podrían contactarte para comunicar el cese de dicho seguro”. Un hecho que deja de ser inofensivo, como también lo son las consecuencias de expresar en alguna de ellas: “Tus orientaciones políticas, religiosas o sexuales”. Todas ellas, se alejan de los propósitos marcados pero, como con todo, hay que tenerlas en cuenta y hacen, en este caso, que la gente esté preocupada.
¿Se puede actuar contra Facebook?
Facebook ha hecho poco, como es lógico también, para facilitarnos una salida. Así, contrarrestar su movimiento es casi imposible. En primer lugar porque, al instalarnos la aplicación, aceptamos un contrato de adhesión: “Con unas condiciones de uso que pueden ser lesivas para nuestros intereses, pero que son aceptadas de manera libre y voluntaria por cada uno de nosotros”. También es cierto que al compartir cualquier tipo de material en Redes Sociales (en Facebook pasa con cada contenido que se sube al muro): “Renunciamos a los derechos que podamos tener sobre los mismos y no podemos exigir que borren de sus bases de datos dichos archivos o remuneración por su uso”.
Así, si inicialmente, si no estamos de acuerdo con estas directrices: “La única opción que tiene el usuario es no utilizar la red social”. Un hecho que cuenta con un ‘Camino B’ desvelado por @policia en el cual, tras encontrarnos con el mensaje de ‘Lee más sobre las actualizaciones de nuestros Términos y Política de Privacidad’, podemos deseleccionar la alternativa ‘Compartir la info de mi cuenta’… Y quedaremos libres, de momento. Sin embargo, esto no es más que un parche (Facebook terminará por imponerlo) salvo que, como nos comenta nuestro experto (y pensando utópicamente): “Los usuarios se pusieran de acuerdo a la vez en no utilizar el servicio por un cambio de condiciones de uso”. Esto podría generar que “La compañía se planteara cambiar las condiciones que han llevado a ese comportamiento masivo”. Sin embargo, esto es algo que se antoja casi imposible: “Desafortunadamente, este tipo de comportamientos colectivos por parte de los usuarios no es común, dado que es muy extraño que estos quieran renunciar a un servicio que esta tan implantado en nuestra sociedad”.
¿Qué datos entran en este trasvase entre Facebook y Whatsapp?
Son muchos, y todos vienen incluidos en esas condiciones de uso que nunca nos leemos:
- El número de teléfono del usuario.
- Los números de teléfono que haya en libreta de contactos del usuario de forma periódica.
- Nombre de perfil.
- Foto de perfil y sus modificaciones.
- Mensaje de estado y sus modificaciones.
- Información acerca de cuándo estas conectado.
- Información de los grupos en los que participes.
- Características hardware del teléfono que utilizas.
- Información del sistema operativo.
- Información del navegador.
- Dirección IP utilizada para conectar.
- Información de la red móvil.
- Información de ubicaciones que sean compartidas.
- Conocer que artículos o enlaces con páginas compartes y con quienes los compartes.
Todas ellas están protegidas, como bien recalca Facebook: “Ya que están cifradas punto a punto y no se guardan copias de los mismos una vez entregados a los destinatarios”. Eso no elimina el hecho de que: “No almacene información relevante como puede ser, cuándo te comunicaste con una persona a través de un mensaje, cuándo intercambiaste una foto, un vídeo o una ubicación…”. Por ello, lo mejor de todo es ser precavido. El resto ya no está en nuestras manos.
Seguiremos Informando…