Al teatro en Madrid llegó ayer domingo 18 de septiembre una historia de historias, llena de personajes y de vidas repletas de necesidades, deseos y risas rodeadas de sillas que componían un sencillo escenario.
La tristeza, la alegría, los amigos, la fiesta, el dolor, la violencia, el amor, la pasión, la guerra, la risa, la desesperación, la necesidad… De todo esto y de mucho más se viste ‘La necesidad del náufrago’ en el Teatro Alfil de Madrid. La vida de unos y de otros, de ninguno y de todos pasa rápida y sutilmente por el escenario, gracias a los diferentes personajes en cada una de las dieciséis escenas que componen esta obra teatral.
Un montaje sencillo, cuatro actores, doce sillas que no paran quietas y un cambio sutil de vestuario cuando lo requiere la historia, nos muestran en primer plano momentos que bien podríamos vivir cualquiera de nosotros, llenos de las más puras sensaciones humanas. Cuando nace el amor, cuando se acaba, reencuentros, despedidas, palabras que no se dicen, palabras que no deberían decirse jamás y pensamientos o deseos contenidos que se intuyen gracias a la gran labor de los cuatro actores.
Mi vida, tu vida, la de todos y ninguno, sin duda difícil encontrar algún sentimiento que no hayamos sentido cualquier ser humano. Al sentir lo acompaña la bien llevada comedia, que nos hace reír incluso en las historias más tristes y dolorosas, porque en la vida hasta lo triste tiene ganas de sonreír un poco de vez en cuando.
Javier Prieto, Victor Nacarino, Carmen Valverde y Diego Cabarcos dan vida durante poco más de una hora a infinidad de personajes en 16 historias diferentes que entretienen y divierten creadas por Pablo Cano Sales, que entiende que el mundo lo habitamos personas que solamente necesitamos cosas, cosas que quieren y piden, cosas que desean y callan.
¿Qué es aquello que necesitamos y no nos atrevemos a expresar? ¿Acaso somos todos náufragos en este mundo llenos de necesidades? ‘La vida va de necesitar’ este es inicio y final de toda esta historia en la que el autor nos anima a examinar nuestras propias necesidades durante un rato agradable en pleno centro de Madrid.