Hace unas horas el equipo de Hillary Clinton difundió el nuevo anuncio propagandístico contra Trump titulado: “¿qué vas a decir”. Comienza con actores y personas conocidas de raza negra preguntando: “¿Qué voy a decirle a mi hijo, o a mi hija? ¿Qué vamos a decirle a la futura generación?. La violencia y la asquerosa retórica contra la humanidad es inaceptable. Si Trump se convierte en presidente, esto solo irá a peor”. Leen los nombres de los negros fallecidos a manos de la policía de forma injusta. “Quiero una persona que entienda los problemas de ser una mujer, que se manifieste contra la intolerancia. Solo hay una persona en esta competición que dijo que las vidas negras importan. Muchas mujeres y hombres murieron para que tuviésemos derecho a votar y si no participamos, deshonramos sus sacrificios”.
Este anuncio propagandístico de la campaña electoral estadounidense se alinea con el anterior llamado “roles” donde, ante de la pantalla del televisor, cuando Trump dice frases fuera de lugar, malsonantes o tremendamente discriminatorias como “los mejicanos son violadores y traen drogas”. Los niños asisten atentos a sus palabras. Hillary entonces aparece diciendo, “nuestros hijos, nuestros nietos, van a mirar hacia este momento de la historia, hagamos que se sientan orgullosos de nosotros”.
La apelación hacia un candidato que nuestros hijos puedan usar de ejemplo también es usada por Hillary con ayuda de Michelle Obama, que ha conseguido una creciente popularidad –según algunos expertos por encima de la del propio presidente Obama. Usa su imagen para apoyar a Hillary y la ha acompañado en campaña para hacer reflexionar sobre “en manos de quién estamos poniendo los códigos nucleares del mundo”. Llamando a la reflexión sobre la necesidad de elegir a alguien que no tome decisiones precipitadas y “bien informado”.
Las encuestas muestran que la apelación de Donald Trump entre los votantes negros y latinos se sitúa en algún punto entre lo insignificante y lo inexistente. Sin embargo, Trump cree que su promesa de reducir los impuestos y la burocracia gubernamental puede atraer a una porción de votantes de las minorías, en particular de mujeres propietarias de negocios. “Más dinero en sus bolsillos. Las reducciones de impuestos para todos”, declaran los anuncios gráficos digitales que la campaña Trump comenzó a publicar a finales de septiembre. Otros apuntan a que está usando apelativos económicos porque ha perdido la batalla ideológica.
Sin embargo, la propaganda política de Trump ha avergonzado a los intelectuales, pacifistas y feministas del país con su defensa de las armas “cada mujer tiene el derecho de defenderse con una pistola si ella quiere” –en lugar de promover una educación donde se enseñe a respetarlas- y asegurando en un spot protagonizado por su hija que “la maternidad es el trabajo más importante que una mujer tendrá nunca a lo largo de su vida”.
Las encuestas recientes muestran que Trump tiene un mínimo de apoyo entre los votantes afroamericanos a pesar de los recientes intentos de atraerlos a través de visitas a las iglesias negras y discursos que sugieren que los negros tienen nada que perder al votar por él -un argumento un tanto débil para llamar a la acción-.
Mientras, Hillary recuerda a la sociedad que el propio candidato reconoció no tratar con respecto a las mujeres y recordó también el vocabulario que usa para dirigirse a ellas con el siguiente estracto de declaraciones del político: “Mire su gorda y fea cara… es una furcia… come como un cerdo…. Una persona cuyo pecho plano difícilmente llega a un diez… ¿tiene buen cuerpo? No. ¿tiene un culo gordo? Totalemente.” Se usa un fragmento de una entrevista de Trump donde el periodista le pregunta “¿tu tratas a las mujeres con respeto?” Y el contesta “no puedo decir eso”. Hillary entonces pregunta: “¿es este el presidente que queremos para nuestras hijas?” mientras pone a niñas ante el espejo escuchando las palabras del político.
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