Desde la celebración del Congreso Federal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) la imagen de Susana Díaz se ha visto resentida. La opinión pública la ve como la instigadora de la revuelta interna del PSOE. Desde su equipo de colaboradores se trabaja en un relato que la haga recuperar la confianza del electorado. Detrás de la estrategia de comunicación de Díaz están Máximo Díaz-Cano, Miguel Ángel Vázquez y Eugenio Cosgaya, piezas clave del entramado político y comunicativo de la baronesa por excelencia del socialismo.
EL PSOE busca su nuevo líder. La salida de Pedro Sánchez de la primera fila se da por sentado en el seno del partido, donde se descarta cualquier posibilidad de que se presente a unas primarias. Pero no solo el liderazgo de Sánchez ha quedado en entredicho en la guerra interna de los socialistas, Susana Díaz también ha quedado tocada. Durante la revuelta de los barones Díaz ha sido para la opinión pública la mano ejecutora en la sombra, un hecho que ha perjudicado a su imagen y su posible salto a la política nacional. Es por esto que su equipo de colaboradores más cercano trabaja en la elaboración de un relato que la posicione de nuevo como valedora del socialismo.
Si Sánchez contaba con Verónica Fumanal como asesora de comunicación, Díaz tiene tras de sí a uno de los cerebros socialistas más audaces, Máximo Díaz-Cano. Inteligente, culto y sectario, así es definido por algunos de sus allegados. A pesar de desarrollar buena parte de su carrera política en Castilla-La Mancha, con la salida de los socialistas del gobierno castellano-manchego en 2012 se convirtió en jefe de campaña de Carme Chacón frente a la candidatura de Rubalcaba para liderar el partido. Incluso Susana Díaz buscó los apoyos para la ex ministra de Zapatero.
Pero Díaz-Cano no volvió a primera escena de la política hasta que José Antonio Griñán lo rescató y lo llevó con él a Andalucía. Desde entonces se convirtió en uno de los hombres fuertes del socialismo andaluz. Con la llegada de Susana Díaz al poder de la Junta de Andalucía la relación entre ambos se estrechó aún más. Posiblemente Máximo Díaz-Cano volvió a ver en la baronesa a la nueva líder del PSOE y desde entonces no la ha abandonado ni un solo momento. Actualmente Díaz- Cano es secretario general de Presidencia de la Junta de Andalucía. Pero además, este manchego es la sombra de Susana Díaz allá donde va, incluidos los platós de televisión y reuniones con periodistas. Además, sirve para coordinarse con Emiliano García-Page y la federación de Castilla-La Mancha, una unión que se vio más que evidente en la última revuelta de los barones “susanistas”.
Otro de los hombres que velan por la buena imagen de Susana Díaz es Miguel Ángel Vázquez, periodista y actual portavoz de la Junta de Andalucía. Cada semana Vázquez mide el pulso a los periodistas andaluces tras los consejos de Gobierno y es el encargado de trasladar a la presidenta el clima entre los medios de comunicación.
El control de los medios de comunicación es una de las obsesiones de Susana y su equipo más cercano. Si bien la Presidenta de Andalucía saca siempre tiempo para trasladarse a Madrid y reunirse con periodistas y responsables de medios de comunicación, en su tierra puede sentirse más asegura ya que cuenta con el beneplácito de buena parte de los medios. El cargo de director de comunicación de la Junta de Andalucía fue ocupado por Juan Carlos Blanco de Cruz a la llegada al poder de Díaz, pero a los seis meses era sustituido por Eugenio Cosgava, que curiosamente era consejero del Consejo Audiovisual de Andalucía, un nombramiento más político que mediático y que ha servido para que la imagen de Susana Díaz se mantenga impoluta en los medios andaluces.
Ahora el reto de los “susanistas” está en construir el relato de la costurera. Susana Díaz se ha erigido como la encargada de “coser” el socialismo que Pedro Sánchez ha creado. El relato aún no tiene forma, pero parece que esa será la estrategia y el storytelling que la marca Susana Díaz necesita, y de manera urgente.
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