Los estudios genéticos y genómicos enfocados a la conducta de alimentación se centran en dos niveles. “Por un lado, está la influencia genética en la conducta de alimentación referida a la obesidad común. En este sentido, la conducta de alimentación sería un mediador entre la susceptibilidad genética y la ganancia de peso corporal”, ha explicado el Prof. José Luis Santos, de la Pontificia Universidad de Chile, en Santiago de Chile, y ex presidente de la Sociedad Chilena de Nutrición, que ha coordinado el Simposio Internacional Disciplinas Genómicas y Obesidad, que se ha celebrado en la citada Universidad chilena.
El simposio ha sido apoyado por FINUT, International Union of Nutritional Sciences (IUNS) y las Sociedades Chilenas y Argentina de Nutrición (SOCHINUT y SAN). Para su desarrollo, este evento también ha sido apoyado económicamente por la Vicerrectoría de Investigación (VRI) de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El otro nivel se refiere a los diferentes tipos raros de obesidad causados por mutaciones en un solo gen. Aunque se trata de enfermedades muy poco comunes, “el estudio de estos pacientes lleva un mejor conocimiento biológico de los factores reguladores del peso corporal y al desarrollo de nuevas terapias”, ha puntualizado el investigador, quien ha añadido que “la inmensa mayoría de las mutaciones que afectan a las formas raras de obesidad severa de tipo monogénico operan a través del incremento de la ingesta, en lugar de hacerlo sobre el gasto energético”.
De esta forma, el Prof. Santos ha recordado que muchas de las enfermedades de la vida adulta son el resultado de una combinación entre la predisposición genética y los factores ambientales que rodean a una persona desde la infancia o, incluso, desde antes de nacer. Así, se puede afirmar que la obesidad común es una enfermedad crónica de etiología multifactorial que aparece en personas genéticamente susceptibles y que está modulada por el ambiente.
Por este motivo, el descubrimiento de nuevos genes y nuevas vías metabólicas involucradas en la patogenia de la obesidad es clave para el desarrollo de nuevos tratamientos y de pautas preventivas más adecuadas, ya sea de tipo farmacológico o nutricional. Sin embargo, “la identificación de genes que contribuyen al riesgo de desarrollar esta enfermedad representa un enorme desafío, ya que la obesidad común tiene un origen complejo”, ha apuntado el experto.
Además, también hay que tener en cuenta que se han identificado diferentes mutaciones que son responsables de formas raras monogénicas de obesidad, como por ejemplo las personas con mutaciones en el gen de la leptina, cuya obesidad puede ser revertida mediante la administración de leptina recombinante humana.
Importancia de los genes
En este sentido, el Dr. Alfredo Martínez, Catedrático de Nutrición de la Universidad de Navarra, miembro del CIBERobn y presidente electo de la International Union of Nutrition Societies (IUNS) y Presidente de la International Society of Nutrigenetics Nutrigenomics (ISNN), ha insistido en comentar que existen unos 100 genes cuyas variaciones de secuencia comunes se relacionan con el riesgo de obesidad, que globalmente representan entre el 5-20 % de la variabilidad en el peso corporal. Así, el Prof. Martínez, que además coordina, junto con el Prof. José Luis Santos y el Dr. Ángel Gil, presidente de la FINUT, el simposio, ha asegurado que la nutrición de precisión que considera la historia clínica y dietética del individuo, junto con aspectos culturales, sociales, religiosos, de hábitos, intolerancias, alergias, herencia genética, gustos y aversiones supone una nueva oportunidad para promover la salud y reducir las tasas de patologías metabólicas.
Lo que aportan las ómicas
A todo esto hay que añadir que la importancia de los procesos epigenéticos que afectan directamente a la expresión génica, aspectos estudiados tanto por la epigenómica como por la transcriptómica. Las modificaciones epigenéticas se refieren a aquellas modificaciones heredables de la expresión de los genes que no se encuentran directamente determinadas por la secuencia del ADN y que podrían estar condicionadas por el ambiente.
Como conclusión, el Prof. José Luis Santos ha matizado que “podríamos decir que el estudio de la obesidad y sus comorbilidades está siendo fuertemente impactado por la genómica, epigenómica y transcriptómica, así como por otras disciplinas ómicas, como son la metabolómica (estudio global del metabolitos) y la metagenómica (estudio del microbioma)”. Por eso, los expertos han comentado que la prevención de la obesidad debe sustentarse en la generación de hábitos saludables y una educación nutricional desde la infancia para evitar sufrirla.