Prisa ha anunciado ayer a última hora de la tarde que pone en venta Santillana, un secreto a voces que diferentes medios ya habíamos publicado durante el verano. Con esta venta Juan Luis Cebrián sigue desguazando una compañía que hace no mucho era multimedia y además enajena un activo histórico, niña mimada de Jesús de Polanco y génesis del Grupo que con sus ingentes ingresos permitió la posterior compra de Cadena SER y la fundación de El País.
Juan Luis Cebrián sigue desmontando Prisa en su huida hacia adelante en que lo inmediato –y no lo importante- es la prioridad. El Presidente Ejecutivo de Prisa ha valorado Santillana en 2.000 millones de euros, por lo que en el mejor de los casos conseguiría 1.500 millones por la venta del 75% que todavía mantienen en la compañía. Capital Partners, dueño del otro 25%, también estudia poner a la venta su paquete accionarial, unas acciones que compró en 2010 por 279 millones de euros. Santillana publica libros de texto y vende material escolar digital en escuelas de 22 países y es además una de las máquinas de facturación de la compañía.
Es evidente que Cebrián quiere liquidez y pagar la deuda, pero hay algunos problemas que impiden que su proyecto de venta de Santillana pueda llegar a buen puerto. El primero es que la editora no pasa por su mejor momento. Los últimos resultados trimestrales de Prisa indican que el EBITDA de Santillana ha caído un 5,4% en los primeros nueve meses del año, hasta los 163 millones de euros. El EBIT (resultados operativos netos) ha caído un 0,3% hasta los 95,9 millones. En la misma línea, los ingresos se han hundido un 5,8%. Unas cifras que hacen muy difícil atraer posibles inversores y realizar una venta en condiciones ventajosas.
Los números de Santillana están a la baja en especial en Latinoamérica donde los ingresos se han desplomado un 6,2%. No obstante, y pese a estas cifras, Santillana sigue siendo la empresa que más ingresos aporta a Prisa. Entre enero y septiembre de este año ingresaron 513 millones de euros, lo que representa la mitad de los 1.021 millones de euros que facturó la compañía al completo incluyendo Prensa (El País, Cinco Días y AS) y Radio (Cadena SER). Con estas cifras vemos que de vender su editorial, la mitad del negocio del Grupo desaparecería a cambio de como mucho 1.500 millones de euros, lo que factura Santillana en poco más de dos años. Una operación que desde cualquier punto de vista estructural es desaconsejada por cualquier banco de inversión.
Pero Cebrián quiere vender, fiel a su estilo de desprenderse de las empresas más emblemáticas del Grupo. El objetivo es reducir deuda de 1.560 millones de euros, con un gran porcentaje en el corto plazo. Telefónica acordó la compra del 56% de participación de Prisa en el negocio de televisión de pago Distribuidora de Televisión Digital SA (antigua Sogecable) por 725 millones de euros en 2014. La compañía también ha vendido un 17% mantenía en Mediaset España. Estas operaciones y varias reunificaciones de deuda han permitido recortar los 5.000 millones que llegó a tener en 2010 hasta los actuales 1.560 millones.
El dinero de Santillana sirvió a Prisa para fundar El País
Esta venta además termina por dilapidar el legado de Jesús de Polanco, el fundador de Prisa y Santillana. En 1960 Jesús de Polanco fundó junto a Francisco Pérez González la editorial Santillana y gracias a su temprano interés por la internacionalización, sumado a jugosos contratos públicos por la puesta en marcha de nuevos planes de estudios (que necesitaban libros de textos) de la EGB y BUP, Polanco hizo fortuna. Paradójicamente el dinero ganado con Santillana sirvió para que Polanco fundase en 1976 el diario El País y que en 1985 entrara en el accionariado de Cadena SER, emisora que posteriormente adquiriría en su totalidad.
Jesús de Polanco siempre consideró a Santillana como la niña mimada de todos sus negocios en Prisa, que incluso llegaron a tener un grupo de televisión (Sogecable) con intereses en el pago (Canal+) y en abierto (Cuatro). Con estos antecedentes no es de extrañar la indignación que hay entre los descendientes de Don Jesús con este movimiento, ya que consideran que Cebrián está terminando por enterrar todo el trabajo de su padre. El problema es que ni accionarial ni ejecutivamente los hijos de Polanco representan ya nada en Prisa.
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