Las ‘apps’ para ligar, como por ejemplo Tinder, son de las más utilizadas para encontrar a esa media naranja con la que compartir nuestra vida. Lo corrobora, desde Always On, Marta Ciruelos, su Responsable de Marketing: “Casi el 60% de las personas que buscan pareja utiliza ‘apps’ para ligar”. De hecho, los datos llegan más allá (puntualizando en nuestro ejemplo inicial): “200 millones de personas han instalado en algún momento la aplicación de citas, Tinder. El aumento ha sido aumento del 67% de 2015 a 2016″. Casi todos ellos lo hacen sin saber, realmente, los peligros a los que se exponen. Y no sólo por lo que puedan venir de serie. Y es que: “Lo principalmente peligroso es el uso que se haga de ellas” sobre todo con “la información y datos que se ceden a la misma (y los que se comparten con otros usuarios)”. Esto obliga a la app, también, a ser precavida y a contar con sistemas de protección fuertes de cara a evitar que pueda ser robada “su base de datos con la información confidencial y privada de sus usuarios”.
Algo que no siempre ocurre y que lleva al usuario (por su propio fallo por uno ajeno) a ser chantajeado, de diversas maneras. Una de los más conocidas es la ‘sextorsión’. Una técnica cuya motivación, como nos comentan desde Always On, no es otra que: “La económica. Se negocia el no hacer público el material a cambio de cantidades económicas”. También tiene otras metas: “Es posible que el objetivo del robo de este tipo de información sea para dañar la reputación de una persona. La venganza y el ataque a la imagen pública”.
¿Nos cuidamos de los ciberataques?
Como hemos dicho inicialmente, y como nos corroboran nuestros expertos: “Los usuarios de internet no son conscientes de que existen”. De hecho, está comprobado que: “Cuando se hacen públicos casos de ‘ciberacoso’ es muy habitual pensar ‘eso no me va a pasar a mi'”. Algo erróneo que hace que “la mayoría de los usuarios hagan caso omiso a las advertencias de peligro y utilice estas aplicaciones sin ningún tipo de control”. Desconocen también dónde pueden acabar sus datos sensibles. Ese material que le sustraen y que acaba: “En todo tipo de portales de Internet”. Así, el problema más grave es que: “Una vez el contenido se haya distribuido por la red, se convierte en un material ilocalizable y difícilmente destructible”.
¿Se le puede poner solución a este hecho? Por supuesto. Sin embargo, la palabra clave no es ‘poder’ sino ‘querer’. Ésta, por un lado: “No debe ser percibida como una pérdida de dinero, sino como una inversión a largo plazo y un elemento de diferenciación”. Esto a nivel empresarial. Porque lo usuarios no están exentos. Deben poner su grano de arena: “El conocimiento sobre los peligros digitales y la verdadera importancia de la protección de la identidad digital son factores fundamentales”. Un hecho al que no le favorece que el uso de contraseñas siga conteniendo como ejemplos las de 123456, 12345 y 123456789. Por poner un ejemplo. Hay más.
Dos ejemplos muy claros
Ejemplo de lo que puede ocurrir, hoy, es Adult Friend Finder: “La base de datos (como bien comentamos en prnoticias.com) del sitio web para citas ha sufrido, por segunda vez en 18 meses, un hackeo. En este caso, han salido a la luz los datos de más de 400 millones de usuarios de la página (15 millones de ellos corresponden a cuentas que estaban dadas de baja)”. Pero no ha sido el único: “A Ashley Madison también le pasó. El portal de parejas para usuarios que ya tienen una relación sufrió un hackeo el verano pasado, (2015) sacando del anonimato los datos personales de 37 millones de clientes en todo el mundo”.
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