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Elena Alférez fue una de las incorporaciones que presentó la segunda temporada de Olmos y Robles, cuya emisión por parte de TVE concluyó el pasado lunes. Aunque el número de espectadores congregado con cada capítulo ha sido inferior al de sus competidoras en otras cadenas (Mar de plástico y La que se avecina), la ficción protagonizada por Pepe Viyuela y Rubén Cortada ha contado con una audiencia bastante fiel que podría asegurarle una tercera temporada, aunque por el momento la serie ha entrado en ese punto muerto que, por desgracia, es tan habitual en la ficción televisiva española. Elena Alférez se muestra dispuesta a repetir experiencia, sobre todo porque su personaje, Casiana Arrea, aún tiene mucho que contar, teniendo en cuenta su particular pasado: nacida en una familia de delincuentes, ella optó por ingresar en la Guardia Civil.
Un poco al modo en que algunos actores se incorporan a una serie en EEUU, Elena Alférez tuvo un personaje episódico en la primera temporada, lo que no fue obstáculo para transformarla en esta guardia civil recién salida de la Academia que lleva el Código Penal grabado a fuego y lo aplica a las primeras de cambio. La actriz se ha preparado a conciencia, incluso ha practicado tiro para coger la pistola con naturalidad y verosimilitud, siguiendo las instrucciones de los asesores de la serie en estas y otras cuestiones: “La Guardia Civil nos ha ayudado muchísimo y apoya la serie desde el principio”.
En la ficción, Elena Alférez ha sido emparejada con Alfonso Lara, también incorporado al reparto en esta nueva tanda de episodios, formando un dúo que ha dado pie a momentos hilarantes, debidos en parte a sus apellidos (si Arrea es como se apellida el personaje de la actriz, el del actor es Atiza) y sobre todo a sus personalidades, totalmente opuestas, “aunque se vayan cogiendo el tranquillo poco a poco”. Olmos y Robles supone el segundo personaje estable de Elena Alférez en una serie tras su paso por El Chiringuito de Pepe donde dio vida a la sobrina de Mariana, interpretada por Blanca Portillo, y espera seguir encadenando proyectos aunque confiesa que el teatro es su prioridad, teniendo en mente dar el salto a la dirección “cuando me sienta capacitada para ello”. Sobre las tablas se la ha visto en dos montajes que han gozado del favor del público como Mejor dirección novel y, sobre todo, Amores minúsculos, la adaptación del cómic de Alfonso Casas que, nacida para unas pocas semanas, ha estado girando durante más de dos años.
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