La vacunación antigripal causa, con frecuencia, rechazo entre los profesionales sanitarios españoles, motivo que explica el bajo cumplimiento de esta práctica en nuestro país, estimado entre un 19,99 y un 27,55%, según el profesor Juan J. Picazo, catedrático Emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.
Con el fin de analizar, desde la perspectiva de la ética y de los modelos de conducta, esta baja incidencia, así como la eficacia de esta vacuna y los motivos que generan la reticencia entre el personal asistencial, la Fundación de Ciencias de la Salud ha organizado la jornada Vacunación frente a la gripe y personal sanitario: Práctica y Ética, que ha servido también de homenaje a La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, conocida como Expedición Balmis.
Durante el acto, expertos han debatido sobre la posibilidad de que la recomendación actual para profesionales sanitarios se convierta en obligación por ley, tal y como ocurre en otros países. Para el doctor Emilio Bouza, patrono de la Fundación de Ciencias de la Salud y jefe del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, se deben poner en marcha incentivos y, en algún caso, penalizaciones para mejorar el cumplimiento de esta práctica: “Muchas campañas de vacunación en hospitales cometen el error de encerrarse en su castillo y esperar a que los profesionales sanitarios acudan en algún hueco, quizá sea buena idea salir y acudir al puesto de trabajo para fomentar la vacunación”.
Según una encuesta reciente a la que ha hecho referencia la doctora Patricia Muñoz, jefe de Sección de Microbiología-Enfermedades infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y profesora titular del Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, el 50% de los profesionales sanitarios se muestran partidarios de convertir la recomendación en una norma obligatoria para el personal sanitario.
“En algunos países, como Estados Unidos, se han implementado leyes que obligan al personal sanitario a vacunarse, pero se trata de decisiones polémicas que deben meditarse. En cualquier caso, hay que subrayar que las políticas de información practicadas durante más de tres décadas han sido ineficaces”, ha asegurado, el profesor Juan J. Picazo.
Por su parte, el profesor Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud, ha explicado que la vacunación de la gripe está recomendada, pero no es obligatoria entre la población general, pero sí puede obligarse al personal sanitario: “La obligatoriedad puede exigirse cuando la enfermedad es muy grave, hay riesgo de contagiar a la población y cuando la vacuna es muy eficaz.
En el caso de la gripe, no parece que estemos en esa situación, pero en cualquier caso debe recomendarse encarecidamente, ya que los profesionales sanitarios pueden contagiar a pacientes que ya están débiles y, por tanto, agravar su situación”.
Por este motivo, los doctores Muñoz y Picazo han defendido la necesidad de apostar por la formación para la población general, pero, sobre todo, para el personal sanitario. “Considero que durante la carrera de Medicina no se ha dado la importancia que tiene la vacunación y los bajos datos de esta práctica entre el personal sanitario lo demuestran”, ha señalado el doctor Picazo.
La doctora Muñoz ha recordado que entre el 5 y el 18% de las gripes son adquiridas en el hospital a partir de otros pacientes, familiares e incluso del personal sanitario y ha explicado las dimensiones que tiene este problema sanitario en un hospital: “la época de gripe incrementa de forma muy importante la carga asistencial a todos los niveles. La ocupación de camas es prácticamente total, tanto en plantas convencionales como en UCI, y en el laboratorio de Microbiología procesamos, de forma preferente, casi 2000 muestras respiratorias, proporcionando un diagnóstico en menos de 4 horas”.
Con respecto a la epidemiología y a la presentación clínica, ha señalado la importancia de destacar que las presentaciones clínicas pueden ser variadas y tener algunas peculiaridades en poblaciones especiales como los cardiópatas, los trasplantados o los pacientes con cáncer: “En los últimos años hemos visto formas clínicas muy graves en pacientes jóvenes que han requerido ingreso en UCI e incluso soporte mediante técnicas sofisticadas e invasivas”.
El miedo a los efectos secundarios, la idea de que adquirirán la infección con la vacuna, la falta de confianza en su eficacia, el escaso tiempo y la percepción de un bajo riesgo personal y de transmisión son las reticencias más repetidas entre los profesionales sanitarios, según los expertos que han participado en la jornada, que han coincido en destacar el riesgo de contagio y sus consecuencias en pacientes vulnerables. “El personal sanitario tiene una doble responsabilidad que va más allá de su propio contagio. Es nuestra responsabilidad garantizar que no vamos a transmitir el virus de la gripe a nuestros pacientes”, ha concluido el doctor Bouza.