Estamos cerca de cumplir el primer mes desde la investidura de Mariano Rajoy y al menos un par de semanas desde que se nombraran a los principales ministros y secretarios de Estado y todavía no termina de estar engrasada la maquinaria de Comunicación de Moncloa. Los cambios han sido importantes y de calado, con movimiento de piezas en todos los ministerios y cambio de cromos de responsabilidades. Unas modificaciones que han llevado a preguntarse a la mayoría de los periodistas sobre quién controla realmente la Comunicación de Moncloa en estos momentos.
El primero que controla la Comunicación de Moncloa es lógicamente Mariano Rajoy, pero con matices. El presidente del Gobierno controla los tiempos y los detalles y es especialista en ganar terreno cuando parece que no hace nada. Esto no ha cambiado en absoluto, lo que sí se ha modificado es la manera en que se relacionan sus asesores en Comunicación y en cómo pivotan alrededor de Mariano, algunos con nuevas funciones como Soraya Sáenz de Santamaría, otros con más responsabilidades como Carmen Martínez de Castro, otro grupo de recién llegados como Íñigo Méndez de Vigo y unos que pasan al segundo plano como Pedro Arriola.
Precisamente, la primera figura a tomar en cuenta es la de Pedro Arriola, el multi-asesor de Rajoy ha pasado a un segundo plano público, pero sigue siendo una de las voces más escuchadas por el Presidente. Arriola amenazó con marcharse al final de la legislatura, pero ha acordado con Rajoy seguir al menos un año más para encarrilar todos sus proyectos y reelegir a Mariano como líder del PP. Lo hará eso sí en un discreto segundo plano y en lo posible no dando pistas a la opinión pública. Su máxima de prescindir de los medios de comunicación sigue inalterable.
En esta línea, el peso institucional que ha perdido Arriola lo ha ganado Carmen Martínez Castro, que nominalmente sigue como Secretaria de Estado de Comunicación, pero orgánicamente pasa a depender directamente de Rajoy. Castro deja ya de estar a la sombra de la Vicepresidenta Soraya lo que le da más libertad de acción y un trato más directo –si cabe- con el Presidente. Con esto, Carmen deja de ser oficiosamente la coordinadora de la Comunicación de Moncloa, para convertirse en la Secretaria de Estado de la Comunicación de Mariano, un matiz que no es menor y que la pone al servicio exclusivamente del Presidente.
La tercera en discordia es Soraya Sáenz de Santamaría que ha pasado de ser la portavoz y apagafuegos oficial de Moncloa para ser la responsable de las negociaciones con Cataluña y País Vasco. En los mentideros se comenta que ha sido ella la que ha pedido el cambio para trabajar dentro de las cañerías y sin el foco de los medios, pero lo cierto es que su solvencia y sus buenas dotes comunicadoras la convierten en un blanco fácil de la prensa, que siempre querrá recurrir a ella para conocer la última hora de Moncloa. Técnicamente ya no es la portavoz, pero sigue siendo la Vicepresidenta, lo que perfectamente le autoriza para estar tareas de “comunicadora ocasional”.
Esto puede ser un problema para Íñigo Méndez de Vigo, el ministro de Cultura y ahora portavoz, paradójicamente el responsable oficial de la portavocía, pero el que tiene menos peso específico de los anteriormente citados. Siempre exista la posibilidad cierta de que Soraya controle su propia Comunicación y se inmiscuya en la de otros ministerios, lo que en más de alguna ocasión podría desautorizar a Méndez de Vigo.
Rajoy ha pedido comunicación máxima entre su equipo de Comunicación, pero visto lo que ha pasado en las primeras semanas, se nota que falta engrasar los engranajes y coordinar los mensajes. Méndez de Vigo no lo tendrá fácil como ha quedado demostrado en sus primeras comparecencias donde ha dado muchos titulares que han generado más de un pequeño incendio en Moncloa. Fruto quizás de su inexperiencia, aunque lo que está claro es que no está solo y que hay muchos otros personajes en Palacio que mecen la cuna y casi todos con más cercanía que él que el Presidente Rajoy.
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