Felizmente, hace mucho tiempo que España no es un país donde se coaccione a los periodistas con amenazas de muerte ni de cárcel. Dentro de los ránking de libertad de prensa no estamos muy lejos de los que podría ser una normalidad dentro de la Unión Europea dentro del ejercicio libre del periodismo. No obstante, la generalidad esconde demasiados claroscuros que afloran cada vez con mayor frecuencia. La ley mordaza, las presiones económicas contra los medios de Comunicación y la cercanía de los grandes editores con los políticos vienen dando la luz de alarma de manera demasiado reiterada los últimos años, pero lamentablemente no se ha hecho nada, ni desde el punto de vista de la profesión ni de la institucionalidad.
De otra manera no se entiende que el juez Arturo Zamarriego haya prohibido publicar todas las informaciones relativas a Football Leaks en los 12 medios de comunicación europeos que destaparon el caso, empezando por España. El Juez argumenta su dictamen en supuestos delitos cometidos en la obtención de los documentos que han destapado el escándalo. Felizmente el diario El Mundo ha seguido adelante y amparado por el tribunal Supremo, no ha dejado de publicar los documentos que comprometen a los futbolistas del Real Madrid, quienes habrían pagado menos impuestos gracias a la creación de sociedades para gestionar sus derechos de imagen.
No obstante, en todo este lío se echa en falta un mayor apoyo público para el diario El Mundo. Las guerras de los medios que se viven en España no dejan espacio a la solidaridad entre compañeros y en esta oportunidad ninguna de las grandes cabeceras ha hecho una declaración pública de apoyo. Tampoco lo ha hecho la prensa deportiva, quizás por miedo a represalias del Real Madrid y al omnipresente Florentino Pérez. Pero lo que es peor, tampoco lo ha hecho ninguna asociación de periodistas. El sábado pasado se conoció el intento de bloqueo por parte del juez Zamarriego y cuatro días después (hasta la publicación de esta columna) la única manifestación pública de apoyo ha sido la de Reporteros sin Fronteras (RSF), una asociación con sede española pero con base en Francia. También se ha manifestado a favor la FESP y la Plataforma en Defensa de la Libertad de la Información (PDLI). Demasiado poco.