La semana pasada se reanudaba el juicio de las tarjetas black con la presentación de las conclusiones por parte del fiscal, acusadores y defensas. El fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón ha modificado en parte su escrito inicial de acusación en el juicio contra 65 para algunos de los acusados. Sin embargo, mantiene para Juan Astorqui, ex director de comunicación de Caja Madrid y Vicepresidente de Burson Marsteller, la solicitud de dos años de prisión. Si todo va según lo previsto, el caso quedará visto para sentencia antes de Navidad.
Desde que en septiembre comenzase el juicio de las tarjetas black la actualidad mediática ha vuelto a poner el foco en todos y cada uno de los usuarios de estas tarjetas opacas a la Hacienda Pública y con la que supuestamente altos cargos de la extinta Caja Madrid realizaban “gastos de representación”. Uno de los más polémicos, además de los expresidentes, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, ha sido Juan Astorqui, director de comunicación de la caja durante 14 años.
Astorqui se sentó en octubre en el banquillo de los acusados. Durante la sesión de interrogatorios Astorqui aseguró que nunca sospechó de irregularidades en la fiscalidad de su tarjeta. El ex directivo se gastó con su tarjeta black más de 293.000 euros que aún no ha devuelto.
La semana pasada se reanudaba el juicio de las tarjetas black. Esta es la fase final. Se calcula que, antes de las navidades, todas las partes habrán efectuado estas exposiciones y la causa quedará vista para sentencia. El fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón ha modificado en parte su escrito inicial de acusación en el juicio contra 65 usuarios de tarjetas black de Caja Madrid, al tener en cuenta los ingresos en las cuentas de Bankia efectuados por algunos de ellos. Para Astorqui, sin embargo, se mantiene la pena de 2 años de cárcel.
Juan Astorqui está acusado de “administración desleal y apropiación indebida” por el uso de la tarjeta black que los directivos de Caja Madrid y después Bankia disfrutaban. Astorqui llegó a facturar con esta tarjeta, dedicada a “gastos de representación” hasta 293.000 euros. El desglose de los gastos permiten comprobar que no solo la tarjeta sufragó gastos de representación, también muchos otros de muy distinta naturaleza y que nada tenían que ver con su ocupación laboral: Astorqui pagó 55.000 euros en siete años relacionados con un taller mecánico de barcos (la revisión ya saben), gastos de amarre y combustible, entre otros; 5.000 euros en zapaterías; 23.200 euros gastados en joyerías, entre ellos varios cargos de unos 3.000 euros en la sede española de la suiza Richemont o uno de casi 1.900 euros en Tiffany; 4.000 euros en la sala de subastas de Caja Madrid; o casi 30.000 euros gastados en vestido y complementos de primeras marcas y más de 5.000 en zapaterías. También, gracias a las informaciones de las tarjetas black pudimos conocer la afición de Juan Astorqui por la jardinería, actividad en la que se gastó 3.000 euros en gastos relacionados con las flores.
Desde que se destapara el escándalo de las tarjetas black a Juan Astorqui parece que se lo hubiese tragado la tierra desde que Burson Marsteller le apartara de sus funciones de vicepresidente, último cargo que ocupó el ex directivo de la antigua caja.
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