¿Pueden dos partidos que reúnen un 37,4% de la intención de voto ser irrelevantes? Las matemáticas no engañan y cualquier niño de primaria podría decir que la respuesta es no. Excepto para El País que ha titulado en su edición impresa de esta mañana Ciudadanos y Podemos luchan por no caer en la irrelevancia. ¿Las razones de esta dura afirmación? Las extraña explicación la da El País en un solo párrafo.
“El partido de Iglesias llegó a ser el que tenía más intención de voto en enero de 2015, según Metroscopia (28%). Menos de un mes antes de las generales de ese año, Ciudadanos se colocó como segunda fuerza (22,6%), a una sola décima del PP. El cambio de escenario es radical. Un año después de las primeras elecciones generales con los nuevos partidos, Podemos registraría un 22,9% de los votos (segunda fuerza) y Ciudadanos un 14,5%, según el último sondeo de Metroscopia”.
Es decir, el diario El País se escuda en que hace un año los dos partidos sumaban una aceptación del 50,6% y ahora consiguen casi el 37,4%, lo que les ha llevado a la irrelevancia. Desde luego el titular está un poco cogido con pinzas, en especial si consideramos que los dos partidos juntos tienen 103 escaños en el Congreso (71 Podemos y 32 Ciudadanos), un 29% de toda la representación de la Cámara. Desde luego, números que no hacen irrelevante a ninguna fuerza política.
Como era de esperar las críticas en redes sociales y en Internet no se han hecho esperar y el propio diario ha rectificado su titular a media mañana. Mientras en su versión web ponía este texto como la primera noticia de la web –y con el mismo titular en papel- pocas horas después la noticia había desaparecido de la portada y además se había cambiado su titular desde un duro adjetivo como “irrelevancia”, hasta un más suave Podemos y Ciudadanos luchan por ser relevantes un año después del 20-D.
El País ha rectificado y ha demostrado que se había pasado bastantes revoluciones en su análisis. Han dado muerte el multipartidismo como por arte de magia y basándose en una encuesta hecha por ellos mismos. Una falta de rigurosidad manifiesta y que demuestra las intencionalidades nada ocultas del diario de Prisa. Aunque Cebrián luego diga que él no sabe nada y que no tiene nada que ver.
