Cuando Donald Trump se reunió con líderes tecnológicos en diciembre pasado para decirles sobre su intención de que crearan más empleos en Estados Unidos, parecía que no hablaban el mismo idioma y además no existía un intérprete que les indicara lo que pide el presidente electo, pero todo eso tiene una explicación y es que los líderes tecnológicos no están en el negocio de crear empleos.
Los líderes tecnológicos del mundo ocupan sus negocios en crear soluciones para hacer más con menos, a ellos les gusta la innovación y la buena inversión del tiempo, los aplicativos que te restan tareas… en fin les gusta todo ello en lo que intervienen las máquinas.
En parte la victoria de Trump fue la respuesta de aquellos que se sienten marginados por la tecnología y la globalización, ya que la tendencia de la industria tecnológica es hacer que las empresas y las grandes organizaciones automaticen muchos más procesos empleando quizás inteligencia artificial para las tareas de niveles inferiores, mientras crean verdaderas plazas de empleo para perfiles altamente cualificados.
Pero en algo está teniendo razón el presidente electo Donald Trump y es que cada vez es más claro que si la tecnología no cambia su rumbo, en poco tiempo las profecías de Hollywood podrían saltar a la realidad y veremos hombres y máquinas enfrentándose.
Crear empleo: el reto de Trump
Personalidades como el CEO de Apple, Tim Cook, Jeff Bezos de Amazon, Larry Page de Alphabet y un grupo de sus colegas se concentraron en el Trump Tower para reunirse con un presidente electo que no usa ordenador, nunca ha si quiera usado un Uber y para él la palabra Slack no significa nada, es decir una reunión de médicos cirujanos dirigida por un aviador.
Sin embargo esa reunión con Trump comenzó muy amena, elogiando a los ejecutivos por el gran trabajo que realizan, pero una vez cerradas las puertas, de acuerdo a la información filtrada, preguntó al grupo sobre qué necesitan para crear más empleos en Estados Unidos y no se trata de sus especialistas en inteligencia artificial de Silicon Valley, sino a todo nivel.
El magnate presidente está convencido de la necesidad de invertir y transformar la industria, para que los niveles obreros y personal de nivel bajo también consiga oportunidades en esas empresas, por ello su empeño en regresar las fábricas.
Trump ha acertado en algunos temas de su plan para Estados Unidos, y es que las compañías de tecnología desempeñaron un papel importante en la creación de la brecha de riqueza entre la América digital y la América analógica.
Por ejemplo una empresa como Wal-Mart, que posee tiendas de venta al por mayor de personal intensivo y que están distribuidas por todo el mundo, emplea a 2,1 millones de personas y sus ingresos por empleado se mantienen estáticos en poco más de 210.000 euros, en el caso de General Motors, sus ingresos por empleado es de alrededor de 550.000 euros.
Luego miramos Facebook, el número crece a 1.3 millones de euros y luego está Apple que con casi dos millones de euros en ingresos para cada trabajador, es decir unas 10 veces lo que recibe un trabajador de Wal-Mart.
Esto nos dice algo y es que en la empresa más valiosa de Estados Unidos, hay mucho más dinero en manos de muchas menos personas, ya que Apple apenas emplea directamente unas 66 mil personas.
Ciertamente es difícil culpar completamente a los ejecutivos de tecnología por esta disparidad, porque así es como se ha establecido el negocio en América, el modelo es para recompensar la productividad y la eficiencia, es decir, obtener más de menos.
Pero la propuesta de Trump es cambiarlo todo para empobrecer menos a una enorme franja de la nación que ahora mismo es miserable. Al parecer la propuesta del nuevo presidente norteamericano es distribuir todo entre más, aunque ganen menos. ¿Qué opinas?
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