La agencia de comunicación Neolabels ha publicado un post en su blog en el que reflexiona acerca de la muerte. Pero no lo hace en el sentido de fenómeno natural, sino que aprovecha este contexto para hablar de legado, huellas y posteridad. “Son malos tiempos para la posteridad”, dice la agencia, pero “inconscientemente pensamos en ella”.
Neolabels se apoya en un estudio de la Escuela de Psicología de la Universidad de Kent. Es el primer estudio empírico sobre la capacidad de la creatividad para reducir la ansiedad en individuos para los que la creatividad constituye una parte central de su cosmovisión cultural, especifica la agencia. Según el mismo, las personas con niveles más altos de ambición creativa son más resilentes a la muerte.
“La conclusión del estudio fue que quienes tenían puntuaciones más altas en ambos aspectos, hacían menos asociaciones con la muerte en sus procesos mentales, después de pensar en su propia desaparición, en comparación con el resto de individuos”, indica Neolabels, que añade que esto sería porque “en el fondo, quizás confían en que su obra trascienda, que quede en el recuerdo de la gente… para así seguir con vida”.
Según la agencia, “por eso los grandes no mueren”. Continúa desvelando que “a nadie sorprende que se siga hablando de ellos, de sus obras, de sus vidas. El obituario colectivo está lleno de genios, de personas que hicieron algo memorable. Probablemente sus espectros y su recuerdo nos sobrevivirán”.
Neolabels señala que “si quienes nos dedicamos a la creatividad creyéramos que nuestro trabajo nos va a reportar un hueco en la memoria de la gente, ¿trabajaríamos mejor? ¿Lo daríamos todo por cada post de este blog? ¿Por esa acción digital que tiene que ser sí o sí viral?”. “Cómo sería si trabajáramos así, sabiendo que nadie recordará nada dentro de un mes, ni siquiera el cliente, ni siquiera tú mismo, pero sin decirlo, como el hermano mayor que maquilla, por el pequeño, la verdad sobre los magos de Oriente. Ver a tu dupla devanándose los sesos, pensar que en realidad deberías llevártelo a casa, meterlo en su cama y darle un vaso de leche con miel. Y, en lugar de eso, sentarte a su lado, subirte las mangas del jersey y decir: «sigamos». Sería bonito. Sería de necios”, concluye la agencia.
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