A la mayoría de los niños les entusiasma disfrazarse. De ahí que, con el Carnaval a la vuelta de la esquina, el que más y el que menos ya tenga elegido el traje con el que va a impresionar a sus amigos. ¿Pirata? ¿Tigre? ¿Princesa? ¿Superhéroe? El abanico de posibilidades es inmenso; sin embargo, hay algunos trajes que, año tras año, vuelven a estar envueltos de polémica. Es el caso de la versión “sexy” de los disfraces temáticos que se confeccionan para los niños. ¿Por qué ellos pueden disfrazarse de médicos, policías o enfermeros y la versión femenina siempre supone una drástica reducción de tela?
En concreto, la foto que ha levantado ampollas es la del disfraz de “enfermera sexy” para niñas de entre cuatro y seis años que se ha empezado a difundir recientemente por Twitter y que periodistas como Pepa Bueno o actores como Paco León se han encargado de denunciar. El producto tiene como título “enfermera sexy” y en la foto aparece una niña de unos nueve o diez años con un vestido demasiado corto, un exagerado escote y unos tacones de aguja.
Pero no es un caso aislado. A raíz de la difusión de esta imagen por el tuitero Hematocrítico y la página de Facebook Diseño Social, cientos de usuarios han compartido otros de estos disfraces hipersexualizados para niñas pequeñas: bombera sexy, policía sexy… Otros muchos han mostrado su indignación: “Ver estas imágenes de la utilización de niñas tan pequeñas como meros objetos, me ha horrorizado”, escribía un tuitero. “Las niñas tienen que ser lo que son: Niñas. Ya bastante hacen las muñecas Barbie creando falsos estereotipos de mujer”, podía leerse en otro tuit.
No es de extrañar que, tras difundirse la imagen del disfraz de enfermera sexy, algunas asociaciones hayan decidido actuar. Según un estudio de Asociación Americana de Psicología, la sexualización de las mujeres está vinculada con desórdenes alimenticios, problemas de baja autoestima y depresión. Desde 2007 a 2015, el número de menores de edad tratados por trastornos alimenticios en España aumentó un 31%. Por lo pronto, FACUA ha informado de que está intentando localizar al fabricante para trasmitirle el descontento generalizado que ha generado su producto; sin embargo, reconocen que, a falta de una petición con carácter sancionador, la retirada del producto dependerá de la voluntad de la empresa.
Lejos de quedarse en el Carnaval o en Halloween, el sexismo invade también el mundo de la publicidad. En 2016 se presentaron 563 quejas por publicidad machista, casi un 23% más que en 2015. ¿Se repiten año tras años los mismos estereotipos sexistas sin que nadie haga nada? Esta es una alarmante realidad.
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