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“La jaula de las locas” (también conocida por su título original, “La Cage aux folles”) es una exitosa obra teatral de Jean Poiret estrenada en 1973 que se transformó diez años después, gracias a Jerry Herman, en musical que prácticamente no ha dejado de representarse en algún lugar del mundo. El espectáculo “La jaula de grillos” que actualmente puede verse en el Teatro Amaya de Madrid toma como columna vertebral aquella historia, pero potencia lo que sucede en el cabaret y añade números que suponen todo un homenaje al género.
Alberto Vázquez se hace cargo del carismático, entrañable y muy complicado personaje de Zazà, la diva que reina en el local, el hombre que ha criado al hijo de su pareja sustituyendo a la madre que dejó de ejercer sus funciones, “todo un bombón” al que el actor y cantante vallisoletano imprime elegancia, señorío y humanidad, “siempre con el miedo de caerme de esos tacones de vértigo” (no en vano durante la función se refieren a ellos como “andamios”).
Curtido en el musical (“My Fair Lady”, “Mamma mia!”, “El diario de Ana Frank”, “¿Hacemos un trío?”), rostro popular de la pequeña pantalla (“Cuéntame”, “Amar es para siempre”, “Yo quisiera”), Alberto Vázquez aceptó sin dudar la propuesta que un día le hizo José Saiz y, un año después del estreno en Valencia, “La jaula de grillos” sigue cosechando aplausos y poniendo al público a bailar (“Estaremos un tiempito en Madrid y luego seguiremos con la gira”).
En esta versión no falta el imprescindible “I am what I am”, al que se suman versiones de “Holding Out for a Hero”, “I say a Little Prayer”, “I will Survive” o “América” (de “West Side Story”), sin descuidar el claqué, la parodia o momentos futuristas, destacando la versatilidad de los bailarines y el magnífico vestuario de Fidel David.
Alberto Vázquez, “aunque aún hay Zazà para rato”, anuncia que presentará en los próximos meses su nuevo trabajo discográfico y no descarta volver a dirigir teatro –“algo que sólo hago cuando me lo pide alguien cercano y aparece el proyecto adecuado”-, de hecho lo anuncia pero sin concretar el título que, eso sí, ya está escogido.
Pablo Vilaboy homenajea al western a través de algunos de los títulos más emblemáticos del género, escogiendo aquellos que, a su vez, tienen una banda sonora tan o más popular que la propia película. Así, nos adentraremos en el Salvaje Oeste gracias a “Río Bravo”, “Los siete magníficos”, “Solo ante el peligro” o “El bueno, el feo y el malo” evocando aquellas tardes de sábado frente al televisor o los cines de barrio que, con sus programas dobles, tantos buenos ratos proporcionaron y tantas aventuras hicieron vivir.
Seguiremos informando…