El cannabidiol (CBD), un derivado del cannabis o marihuana, ha demostrado su efectividad en dos ensayos clínicos en pacientes con epilepsias graves (síndrome de Dravet y Lennox-Gastaut), disminuyendo de forma importante la frecuencia y severidad de las crisis en un 45% de los tratados e incluso, en un 10% de ellos, su desaparición. En estos estudios ha participado el equipo del Dr. Antonio Russi Tintoré, de Epilepsia Russi Instituto y director de la Unidad de Epilepsia del Centro Médico Teknon de Barcelona. Según explica el Dr. Russi, “el CBD es un cannabinoide presente en la planta de cannabis con una concepción molecular similar a la del tetrahidrocannabinol (THC), pero al contrario de este último, el CBD no tiene los efectos psicoactivos asociados a la marihuana como droga. A ello hay que sumarle el hecho de su baja toxicidad y que tiene muy pocos efectos secundarios indeseables”.
La Unidad de Epilepsia del Centro Médico Teknon va a participar también en el ensayo clínico internacional que en breve se va a iniciar para estudiar su uso en la epilepsia de la esclerosis tuberosa, que cursa también en muchos casos con encefalopatia epileptógena. “Esta es una gran oportunidad –señala el Dr. Antonio Russi– para probar la efectividad de la terapia con cannabidiol puro en estos pacientes, mucho antes de que esté disponible en farmacias”.
Tras los resultados demostrados en ensayos clínicos parece casi seguro que en un futuro próximo se aprobará el uso del CBD en pacientes con epilepsia, inicialmente en epilepsias infantiles graves. “Este nuevo tratamiento aportará esperanza a muchos pacientes y sus familias para el control de las crisis y la mejor calidad de vida de los afectados. Además, se cree que el cannabidiol puede tener también aplicaciones médicas en el tratamiento de la esclerosis múltiple, desórdenes de ansiedad y esquizofrenia, entre otras patologías”, manifiesta Russi Tintoré.
25 casos por cada 100.000 habitantes/año
La epilepsia es una afección neurológica crónica de causas diversas que consiste en crisis repetidas (de pérdida de conocimiento u otras manifestaciones clínicas) causadas por la descarga desordenada y excesiva de un grupo de neuronas cerebrales. Según datos facilitados por el Dr. Russi –presidente del Buró Español contra la Epilepsia– “las estadísticas indican que se diagnostican 25 nuevos casos de epilepsia por cada 100.000 habitantes/año. Las crisis epilépticas repetidas causan pérdida de la función neuronal, siendo una de las consecuencias más frecuentes el deterioro de la memoria.
La epilepsia –añade este especialista– es especialmente perjudicial en la primera infancia donde las crisis repetidas impiden la maduración cerebral y detienen por lo tanto el desarrollo psicomotor. Por eso deben controlarse las crisis que producen deterioro psicomotor antes de la edad de 8 años, momento en que la maduración cerebral está completada en su mayoría y ya será difícilmente recuperable”.
En la actualidad, los especialistas cuentan con más de diez fármacos específicos para tratar la epilepsia. No obstante, sólo en la mitad de los casos tratados la medicación utilizada inicialmente es efectiva y se controlan las crisis. En otro 30% tras ensayar otros fármacos se consigue el control de las crisis y en el 20% restante no se logra controlar las crisis de forma completa y hay que recurrir a la neurocirugía. De ahí la relevancia de explorar nuevas alternativas como el cannabidiol.
Cuidado con la compra por internet
Sobre la adquisición de cannabidiol a través de internet por padres desesperados, el Dr. Antonio Russi advierte de los riesgos. “Estos preparados vendidos sin control sanitario o bien son derivados “caseros” de marihuana o no tienen la totalidad de cannabidiol puro necesario por lo que pueden tener efectos no deseados, además de que su compra puede acarrear problemas legales”.
Planta medicinal antes que droga recreativa
El cannabis es una planta medicinal que ha acompañado al ser humano desde tiempos inmemoriales. Desde el primer registro conocido, que data de hace más de 5.000 años, hasta nuestros tiempos, desde las montañas del Himalaya, de donde se piensa que es originaria la planta, hasta los bosques tropicales africanos y sudamericanos. En el caso concreto de España (y al igual que en otros lugares del mundo), antes de que el cannabis se popularizara como una droga de uso recreativo, era una medicina que se podía comprar de manera libre y sin necesidad de receta en las farmacias y usada por personas de todas las edades, incluyendo niños y ancianos.
Cuando el uso recreativo del cannabis comenzó a popularizarse a principios del siglo XX se inició la progresiva persecución de su consumo hasta el punto de quedar absolutamente prohibido a nivel internacional en 1961. En el caso español, la prohibición del cannabis se ratificó en 1967. De acuerdo con dicha ley, que es la aún vigente con relación al cannabis y otros estupefacientes sometidos a control internacional.
“No se permitirán otros usos de los estupefacientes que los industriales, terapéuticos, científicos y docentes autorizados con arreglo a la presente Ley”, concluye el Dr. Antonio Russi Tintoré. Si bien tanto la legislación internacional como la nacional, sobre el papel siguen considerando los usos terapéuticos del cannabis como usos lícitos, en la práctica, al no existir cultivos autorizados de cannabis, el uso terapéutico del cannabis pasó a ser considerado una práctica ilícita.