Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 8% de la población española sufre problemas auditivos, aproximadamente unos 3 millones de personas. Sin embargo, a pesar de estos datos y de que el oído es el segundo sentido más valorado por los españoles, menos del 10% de los afectados utiliza audífonos para mejorar su audición. Así, España se sitúa a la cola de los países europeos en lo que a uso de audífonos se refiere, solo superado por Portugal, con un índice de penetración de un 8%. En primera posición se encuentra Dinamarca, donde cerca del 45% de las personas con problemas auditivos utiliza audífono. “Estos datos nos demuestran que aún queda mucho camino por recorrer en materia de concienciación sobre salud auditiva”, afirma el doctor en otorrinolaringología Juan Royo.
Los primeros síntomas
Tener dificultades a la hora de continuar una conversación, no entender algunas palabras o escuchar la televisión a un volumen más alto de lo habitual son algunos de los síntomas que pueden alertar de un posible trastorno o pérdida auditiva. Prestar atención a estas señales se convierte en fundamental, especialmente si los afectados son personas mayores.
Uno de los riesgos fundamentales que conllevan los problemas de audición es que pueden acabar desembocando en una situación de aislamiento, ya que influyen en el día a día y en las actividades más cotidianas. “El abandono de las aficiones y los cambios de hábitos son muy frecuentes en las personas de avanzada edad que experimentan pérdida de audición, ya que es habitual que por miedo, desconocimiento o vergüenza no reconozcan que sufren este problema”, declara el doctor Royo.
Ante el más mínimo indicio, lo más recomendable es acompañar a la persona afectada a un especialista, para que le realice las pruebas pertinentes, obtenga un diagnóstico sobre la situación en la que se encuentra el usuario y le ofrezca la solución más adecuada a su estado.
Soluciones auditivas más avanzadas
Actualmente, la mayoría de problemas auditivos tienen una solución satisfactoria. Entre las alternativas más comunes se encuentran las adaptaciones audioprotésicas, es decir, los audífonos. La gran evolución de la tecnología en los últimos años ha permitido que hoy en día estos dispositivos ofrezcan una mayor calidad de sonido y un mejor entendimiento de las palabras, además de tener un tamaño más reducido -hasta 3cm o menos- y presentar un diseño más ergonómico y estético.
GAES ofrece una amplia gama de ayudas auditivas con la más avanzada tecnología y que proporcionan sofisticadas prestaciones, estética y comodidad. “Las ayudas auditivas actuales no tienen nada que ver con los rudimentarios y antiestéticos audífonos que se empezaron a fabricar en la década de los 50. Hoy en día existen ayudas auditivas 100% digitales, que cubren todas las fases de la pérdida auditiva, con una alta calidad de sonido y con circuitos electrónicos de tamaño cada vez más reducido”, afirma Antonio Gassó, consejero delegado de GAES.
Los audífonos más avanzados se adaptan según los diferentes tipos y grados de pérdida auditiva del usuario, consiguiendo una audición mucho más natural y nítida. Algunos también integran un auto-select, que ajusta automáticamente el programa auditivo cuando detectan un cambio de ambiente acústico o se orientan hacia la fuente de sonido. En este sentido, GAES cuenta con una plantilla de expertos audioprotesistas que estudian las necesidades de cada persona para proponerles la ayuda auditiva que mejor se ajuste a su tipo de pérdida. El audífono elegido dependerá del grado de pérdida y de cuáles son las frecuencias más afectadas.
Los costes de no tratar la audición
La OMS, en su último Estudio sobre el estado de la audición, afirma que no tratar la pérdida de audición tiene un alto coste económico a nivel mundial. En total, la cifra asciende hasta los 750 mil millones de dólares anuales.
Esto incluye los costes para el sistema sanitario –además del coste de los dispositivos de audición-, los derivados de la pérdida de productividad por desempleo y jubilación anticipada, el coste para la sociedad, como resultado del aislamiento social, las dificultades de comunicación y los estigmas, y el generado por el apoyo educativo adicional para los niños y niñas de entre 5 y 14 años con pérdida auditiva.
Prevenir la pérdida de audición mediante la protección contra el ruido y la detección y tratamiento de la otitis media, la detección precoz a partir de revisiones anuales y los servicios de rehabilitación y apoyo en el uso de audífonos son algunas de las estrategias propuestas por la OMS para reducir estos costes.