Vicente Jiménez era nombrado como director general de Cadena SER el 25 de febrero de 2015, aunque técnicamente cogería las riendas de la emisora una semana después. Entre los retos que se impuso a su llegada el hasta ese momento periodista de El País, estaba consolidar los oyentes de la emisora, pero con un especial interés en nuevos formatos y en la transformación digital. Dos años después las cosas no han cambiado demasiado y el balance no es demasiado alentador.
Prisa Radio sustituía a Alejandro Nieto por Vicente Jiménez porque se consideró que la SER estaba perdiendo oyentes, identidad y peso digital. Jiménez, uno de los históricos de El País, asumía el puesto con la confianza directa de Juan Luis Cebrián y con el objetivo de abordar una postergada reconversión digital. Jiménez ponía en el centro del debate a los oyentes e insistía en que el objetivo era estar cerca de ellos en todos los soportes. “Ha cambiado (la Radio) por la tecnología porque la radio está viviendo la transformación de una renovación tecnológica. Pero eso es una oportunidad”, decía a Pepa Bueno en Hoy por Hoy, pocos días después de ser designado.
“En la radio las barreras del tiempo y del espacio han caído y eso nos exige mucho más. Vamos a saber más de nuestras audiencias de lo que sabemos ahora y eso nos va a complicar el trabajo. Pero a la vez esto nos da una oportunidad para hacer una radio infinitamente más interesante, infinitamente mejor y a la vez infinitamente más próxima que son las virtudes que siempre ha tenido la radio”, concluía.
No obstante, en estos dos años de gestión las sombras son mayores que las luces. En el plano estrictamente de audiencias y del EGM, la Cadena SER ha perdido 458.000 oyentes en los dos años de gestión de Vicente Jiménez, un 9,7% menos que se obtiene de comparar los 4.725.000 seguidores de diciembre de 2014 -dos meses antes de su nombramiento- con los 4.267.000 oyentes registrados en diciembre de 2016, el último EGM disponible.
Y no estamos hablando de un desplome del sector, ya que su más cercano perseguidor ha mantenido de manera indemne sus cifras durante estos dos años. En diciembre de 2014, Onda Cero era la segunda emisora con 2.610.000 oyentes, esto es 2,1 millones de diferencia con Cadena SER. En diciembre de 2016, COPE ocupa este segundo lugar, también con 2.631.000 seguidores, aunque la distancia con la SER se ha recortado a 1,6 millones de oyentes, una de las diferencias más ajustadas que se recuerden en el sector en la última década. El EGM es el único indicador que sirve de barómetro para los anunciantes de la Radio, a la espera de que exista otro sistema de medición que incorpore audiencias digitales.
Casi seis millones de usuarios en cadenaser.com
En el caso digital las cosas pintan un poco mejor para Cadena SER. Según los datos de comScore (medidor único) de enero a los que ha tenido acceso prnoticias cadenaser.com registró 5.938.000 usuarios únicos, lo que supone un destacado incremento del 27,5% de sus seguidores frente a los 4.656.000 que acumulaba en diciembre. Cadena SER decidió realizar una importante renovación de su página web en octubre de 2014 y la gestión de Vicente Jiménez ha mantenido el desarrollo. Incluso han potenciado aún más la sección de podcast, pero de momento sin sacarles la rentabilidad esperada.
Con estos datos la emisora ha vuelto a ganar dinero, aunque menos del que esperaban. Registraron un beneficio de 739.000 euros en 2014 y otros 21,7 millones de euros en 2015. En 2016 sus beneficios operativos han vuelto a crecer en España, aunque han caído un 22%. El plano laboral es otra de las asignaturas pendientes de Vicente Jiménez en Cadena SER. En diciembre, los directivos de Prisa Radio anunciaron al Comité de Empresa que en 2017 sería imposible devolver los recortes salariales acordados en marzo de 2014.
La empresa se comprometió a devolver el recorte de salarios de entre el 3% y el 7% para los sueldos que iban desde los 20.000 euros anuales, cuando las cuentas mejoraran. No obstante, pese a que en 2015 y 2016 se ha ganado dinero, la empresa ha dicho que los resultados han estado por debajo de lo esperado y que no solo no se subirán los salarios, sino que se prepara un plan de ajustes entre los que no se descartan los despidos.
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