Todo el mundo habla de los hidratos de carbono. Los también llamados glúcidos o azúcares son una gran fuente de energía para nuestro cuerpo. Se usan, fundamentalmente, para mantener la temperatura corporal constante, el trabajo de los órganos internos y la actividad física. Aunque también afectan a los niveles de glucosa en la sangre y la producción de insulina, inhiben la coagulación de la sangre y regulan el nivel de saciedad y el hambre.
Pero un exceso de carbohidratos (un gramo de los mismos tiene 4 calorías) en la dieta es depositado inicialmente en el hígado como glucógeno y después se transforma en grasa. Un exceso de azúcar provoca que no se usen las otras fuentes de energía para la vida, que nuestro organismo use como primer recurso este azúcar disponible.
Además, otro de los problemas es el mayor esfuerzo que va a tener que hacer el páncreas para segregar insulina, lo que comportará a su vez digestiones más lentas. Una vez se ha segregado esta insulina para absorber la cantidad de azúcares, ésta transforma los hidratos de carbono sobrantes en grasa, que será reservada. Y cuando se tiene un exceso de azúcar sanguíneo que no se puede absorber, al final se producen los cuerpos cetónicos en el organismo, lo que puede provocar lo que se llama cetoacidosis diabética.
“Con el consumo de hidratos, nuestro organismo normaliza los niveles de glucosa en sangre. Cuando éstos se elevan, las células beta del páncreas secretan insulina para volver a normalizarlos. Para lograrlo, una parte de esa glucosa se almacenará en el hígado y en el músculo en forma de glucógeno para ser utilizado más adelante, cuando sea necesario. El resto se convertirá en grasa mediante la lipogénesis”, explica el Doctor Francisco Ortiz de Prisma Natural.
Aunque hoy en día es difícil vivir sin hidratos de carbono, ya que están muy presentes tanto en nuestra alimentación como en nuestras costumbres, no se puede ignorar las consecuencias que pueden tener a la larga para nuestra salud. Un enemigo silencioso que además impide librarnos de la grasa acumulada en nuestro abdomen, cartucheras… En resumen, en nuestra despensa. Pero de la misma forma que hay productos que bloquean la absorción de las grasas, existen otros que bloquean la absorción de los hidratos de carbono. El bloqueo de estos azúcares provoca que nuestro organismo utilice las reservas y ayuda a adelgazar.
Consigue que la porción de hidratos no llegue a digerirse
El nuevo Sugar Slim de Prisma Natural es un producto de origen vegetal que disminuye por primera vez hasta un 86% la ingesta de calorías en las comidas ricas en hidratos de carbono y regula el nivel de glucosa en sangre. Un producto totalmente natural compuesto por Sugarlock, que es un extracto de piel de cacahuete obtenido a través de un proceso especial. Y que contiene varios compuestos funcionales como los fenólicos totales (TP), los flavonoides totales (YF) y las proantocianidinas oligoméricas (OPC).
Tradicionalmente siempre se ha tirado la piel del cacahuete. Sin embargo, se ha comprobado que el extracto polifenólico de la piel del cacahuete puede inhibir la αlfa-amilasa interrumpiendo así la digestión de carbohidratos. La alfa-amilasa es una enzima que cataliza la hidrólisis de los enlaces alfa-glucosídicos, tales como el almidón y el glucógeno, liberando glucosa y maltosa.
Sugarlock posee una potente capacidad para reducir la digestibilidad de los hidratos de carbono. Y es que cuando se ingiere con una dieta rica en carbohidratos, éste inhibe la hidrólisis de las moléculas de almidón, disminuyendo considerablemente la digestibilidad de glucosa y almidón. A través de varios estudios clínicos se ha comprobado que Sugar Slim de Prisma Natural posee una capacidad para reducir la digestibilidad de los hidratos de carbono. Tomando 2 gr. de Sugarlock antes de consumir una porción equivalente a 100 gr. de arroz, se consigue que más de un 86% de esta porción no llegue a digerirse, además de no aumentar los niveles de glucosa en sangre. Un resultado muy superior a otros tratamientos tradicionales para el control del azúcar con extractos de plantas como las hojas de morera o de gimnema ó las alubias blancas.
