La misión del contratado por la Alcaldía será la de “consultoría y asistencia para la creación, desarrollo y posicionamiento de una marca para la ciudad de Madrid”. Se trata de mejorar la reputación de la ciudad, dibujar una nueva percepción de la misma y aumentar el peso del nombre Madrid, dentro y fuera de España. El Ayuntamiento de la capital española otorga tres meses de plazo para este primer paso de consultoría, que tendrá que definir la misión, el objetivo y las líneas estratégicas, para la creación de esta Marca Madrid que deberá contar en breve con un boceto de las primeras líneas y prioridades de actuación.
Quienes se hagan con esta labor de asesoramiento estratégico, deberán además redactar una propuesta de acciones a corto, medio y largo plazo. La ciudad también necesita propuestas de acciones para colaborar con otras ciudades, organismos e instituciones nacionales y extranjeras. Se desconoce si la Marca Madrid contará con la figura del alto comisionado, como ya ocurre con la Marca España, pero sí tendrá a su disposición un comité de expertos y un plan de seguimiento de las acciones propuestas y evaluación de resultados, que permita cambiar las acciones que se están realizando, en caso de que estas resulten poco útiles.
Esta Marca Madrid buscará atraer riqueza y generar empleo para los ciudadanos de Madrid. La empresa encargada de la consultoría deberá realizar una labor previa de investigación, análisis y diagnóstico, para posteriormente definir una estrategia en base a esos resultados.
El desglose de este presupuesto sería: 51.000 euros del coste de personal para cuatro personas trabajando -12.750 euros para cada una de ellas-. Más 28.000 euros (sin IVA) para 80 entrevistas personales -350 euros cada una-, con las que realizar el estudio de investigación y 47.850 euros, también por el trabajo de cuatro dedicadas a definir la estrategia durante un mes. El factor precio tendrá 25 puntos de valor y el factor técnico 75.
Anteriormente Carmena ya gastó 20.000 euros en cambiar el logo de la ciudad. Aunque la remodelación simplemente se basó en quitar las exclamaciones de ¡Madrid!. El último concurso con dichas expectativas quedó desierto, porque ninguna de las iniciativas presentadas satisfacía al jurado (diseñadores, profesionales de Marketing y miembros del Ayuntamiento).
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