Algunas personas se pasan la vida preguntándose que deberían hacer con su vida profesional. Descifrarlo no es un trabajo sencillo y normalmente acaba necesitando más tiempo de lo que imaginas. No obstante, si somos capaces de escuchar y aplicar algunos de los consejos que profesionales expertos han aprendido a lo largo de su carrera puede resultarnos más fácil.
Jenna Alexander, Directora de Selección Interna de Hays en Reino Unido, comparte en su blog Viewpoint su aprendizaje con los jóvenes profesionales con la intención de asesorarlos y orientarlos. “Al principio de cualquier carrera, la curva de aprendizaje debe ser constante. Es una etapa en la que uno siente mucha presión por progresar, pero finalmente la experiencia y el conocimiento adquiridos mejoran las habilidades del individuo hasta convertirle en un profesional”. El objetivo de Alexander es transmitir varios consejos que ha aprendido con la experiencia y que considera que son útiles saber desde el inicio de la carrera profesional:
Hacer preguntas no significa ser estúpido
Levantar la mano para interrumpir con una pregunta en medio de una reunión puede parecer desalentador y, de hecho, es un sentimiento que han experimentado la mayoría de los profesionales en algún momento de su carrera. Sin embargo, es importante entender que hacer preguntas, por básicas que parezcan, no es una debilidad. Despejar las dudas para obtener la máxima información posible ayuda a alcanzar el éxito.
“A medida que pasan los años y una persona progresa en su carrera tiende a pensar que preguntar ya no es necesario pero, lo cierto, es que nunca se es demasiado mayor o suficientemente experimentado como para no hacerla”. Como añade Jenna, “los empleados más eficaces y diligentes preguntan cuando no están seguros y esta actitud denota que no tienen miedo de hacer preguntas o de parecer estúpido por hacerlas, lo que realmente les preocupa es hacer lo correcto”.
Compartir conocimientos es win-win
Compartir ideas o información crea cultura de intercambio de conocimiento. Pero puede darse la situación que, si la persona es muy ambiciosa con su carrera, empiece a ver la información como poder. En consecuencia, dejará de compartir las buenas ideas y preferirá guardárselas. Si se acaba el intercambio de conocimiento, desaparece la oportunidad de aprender y progresar. Como explica Alexander “hay muchas maneras de compartir conocimiento, ya sea manifestando una idea o inquietud en una reunión, aportando información en un proyecto o llevando a cabo una sesión de formación. Solo los individuos con talento comparten ideas, información y experiencias con el objetivo de conducir al equipo hacia el éxito”.
No siempre quien grita más fuerte es al que más escuchan
En las primeras etapas de una carrera, relacionarse con los compañeros con el fin de causar buena impresión no siempre es tarea fácil. Sin embargo, ser la voz más fuerte no implica aportar valor añadido. Alexander aconseja recordar que la empresa vio unas determinadas cualidades en nosotros y, por este motivo, nos contrató. Siempre es mejor ser uno mismo, identificar qué puntos débiles se tienen y abordarlos.
Este ejercicio, a su vez, mejorará nuestra confianza. Para Jenna Alexander es conveniente remarcar la idea de que “una persona no necesita cambiar la personalidad para salir adelante, es mejor ser verdadero y auténtico. Si sus compañeros perciben que transmite confianza y que le conocen, la relación fluirá con total normalidad. Por lo tanto, es más probable que progrese la carrera profesional de una persona que sea y actúe tal como es que una que finja una personalidad que no tiene”.
Trabajar con más eficacia, no más horas
Puede pasar que un día tengamos que ir antes al trabajo o salir un poco más tarde si, por ejemplo, tenemos una reunión con un cliente internacional y existe una gran diferencia horaria, o porque debemos terminar un proyecto importante o hacer un esfuerzo extra para alcanzar un objetivo de ventas. Sin embargo, es primordial que mantengamos un equilibrio entre la vida laboral y la personal y evitar trabajar hasta tarde con el único propósito de impresionar al jefe.
“Lo verdaderamente importante para él es que se trabaje con inteligencia y aprovechando las horas al máximo, ya que la productividad es lo que más se valora. Una persona es más productiva con la mente clara y descansada, por esta razón, se aconseja hacer ejercicio, tratar de relacionarse con los compañeros también fuera del trabajo, tomarse un tiempo si es necesario y volver a la oficina con las baterías recargadas”. Finalmente Alexander resume todos estos consejos en ser honesto y fiel a uno mismo. Consiste en observar y analizar las habilidades que uno quiere desarrollar y pensar en las preguntas que debe hacer para estar preparado. También ayuda no tener miedo a mostrar vulnerabilidad por compartir nuestras ideas. Por último, hay entender que nuestros superiores no son los únicos que tienen aptitudes para liderar, e intentar averiguar en qué podemos mejorar para progresar en nuestra carrera.
El liderazgo no solo es cosa de séniors
El liderazgo es más una cualidad que una habilidad. Una persona no se convierte en líder según la longevidad de su trayectoria, sino que este rasgo se posee desde el principio. Ser líder no significa solo dar órdenes y llegar primero a la oficina, implica comprender y conocer a los empleados así como conseguir lo mejor de cada uno de ellos. “Para mejorar su trayectoria debe mostrar cualidades de liderazgo, haciendo uso del mencionado conocimiento compartido, así como tratar de dar ejemplo en términos de rendimiento, mantenerse siempre curioso y elogiar en la medida de lo posible al equipo”.