En la Tierra a viernes, diciembre 20, 2024

Las implicaciones del populismo en el Periodismo y la Comunicación

Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional francés, durante un mitin. FOTO: Flickr.

El auge de partidos populistas, tanto estableciendo (o prometiendo) políticas como en la forma de comunicarse, es constante desde el asentamiento de la crisis en Europa principalmente, pero también en EE.UU., con Donald Trump. El caldo de cultivo ha sido propicio para el fenómeno: descontento popular, desafección por los partidos tradicionales, sentimiento anti-establishment… Los populismos pueden ser de derechas o de izquierdas: depende de cómo se construyan las categorías entre pueblo y élite (siempre que se respete que éstos son antagónicos) y la ruptura institucional se presente como única opción. El ejemplo más socorrido estos días es el de la líder del partido francés Frente Nacional, Marine Le Pen. La líder ultraderechista ha obtenido el 23,28% de los votos en la primera vuelta de las Elecciones francesas y se disputará la presidencia de la nación con el socioliberal Emmanuel Macron.

El escenario actual es un círculo vicioso y populismo y medios de comunicación se retroalimentan entre sí. Hay dos consecuencias inmediatas, y la segunda enlaza directamente con la primera: la desconfianza en los medios y los populistas practican una comunicación directa.

La desconfianza en los medios

En primer lugar, es necesario recalcar que, según los ‘preceptos’ del populismo, los medios de comunicación tradicionales y grandes “también pertenecen a la élite corrupta” contra la que estos partidos deben luchar, tal y como ha expuesto Luis Arroyo, asesor de comunicación pública, durante la jornada Gabinetes vs. Periodistas 2017. Por lo tanto, los políticos rechazan a los medios de comunicación usuales, que sólo pierden cuota en este contexto. Pero el rechazo a los medios no sólo proviene de los nuevos políticos: la población general también ha perdido su confianza en ellos. ¿Por qué la gente ya no quiere informarse por los medios?

Pueden aducirse múltiples razones para que la población haya perdido a los medios de comunicación tradicionales como referencia, pero Magda Bandera, directora de La Marea, subraya dos: el modelo de financiación de los medios tradicionales (en entredicho porque en su mayoría están participados por las grandes empresas de nuestro país) y el servilismo que practican con instituciones o compañías.

Sin embargo, bajo el punto de vista de Bandera, los medios también carecen de confianza porque dejan pasar constantemente la oportunidad de explicar porqués y se centran en lo más anecdótico. Un ejemplo, de la propia directora de La Marea: con las elecciones francesas, los medios se han centrado en comparar a Podemos con el partido Francia Insumisa y su candidato, Jean-Luc Mélenchon, en vez de centrase en intentar responder cuestiones de peso como la pérdida de posiciones de los partidos tradicionales de la socialdemocracia. Luis Arroyo coincide: “el populismo lleva a un Periodismo absurdo”.

Los populistas necesitan comunicación directa con el electorado

En el discurso populista no caben matices porque contempla un discurso claro y que resulte sencillo a la ciudadanía. Además, al considerar enemigos y corruptos a los medios tradicionales, la comunicación de los políticos populistas tiene que ser directa. La “potente herramienta de comunicación” de la que se sirven pues son, tal y como ha explicado la periodista Elena Barrios, “las redes sociales”.

“Así pueden dirigirse al pueblo sin intermediarios”, dice, y utilizar un lenguaje beneficioso para ellos: vehemente y que apunta al corazón. Donald Trump y su cuenta de Twitter son un ejemplo obvio. El presidente de los Estados Unidos utiliza su propia cuenta en la red social, la que usaba antes de irrumpir en política, y no la institucional. La usa, aparte de para dirigirse a la ciudadanía, para arremeter duramente contra medios de comunicación y periodistas.

Por otro lado, los populistas han radicalizado un tipo de discurso, según el periodista Ricardo Jimeno: “diferenciar entre nosotros y los otros”. Esta comunicación incendiaria también cala en los medios de comunicación, que se hacen eco de la misma. Según Barrios, los medios entran en este juego porque creen que, de no hacerlo, “se quedan fuera”.

¿Hay solución para esta situación? Barrios cree que, paradójicamente, la solución “puede estar en los periodistas”: que los medios recuperen su pensamiento crítico.

Seguiremos Informando…

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