Las fake news se han convertido en el nuevo reto al que se enfrentan las grandes cabeceras internacionales, marcas y la opinión pública en general. Después del terremoto mediático que el uso probado de fake news durante la campaña de las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos ha provocado, los grandes players de la comunicación online comienzan a mover ficha ante el temor de la huida de marcas y medios de comunicación de plataformas como Google o Facebook. El impacto económico que podría acarrear la pérdida de anunciantes en estas dos plataformas parece ser el principal motivo por el que desde los dos gigantes están implantando políticas para discernir entre contenido falso, las llamadas fake news y noticias contrastadas. Wikipedia también se ha sumado a este movimiento. Por su parte, Amazon comienza a recibir con los brazos abiertos a los medios de comunicación y prueba ya plataformas en las cuales los editores puedan comercializar sus productos con un retorno de hasta el 80% del precio.
Uno de los éxitos de la inesperada victoria de Donald Trump en las pasadas elecciones estadounidenses fue, precisamente, el posicionamiento de noticias positivas a favor del candidato. Trump, según los expertos, fue el auténtico promotor de lo que después su administración ha venido en llamar fake news. Las investigaciones sobre las informaciones en pro del candidato republicano apuntan a una ciudad en Macedonia, Veles, informaba la BBC en un reportaje. Desde esta pequeña ciudad se elaboraron cientos de noticias positivas acerca del Presidente de Estados Unidos que luego eran ‘targeteadas’ en Facebook a audiencias de Estados Unidos, que comenzaron a ‘viralizarse’ a través de las redes sociales. La pregunta del millón es quién pagaba a estos –la mayoría jóvenes– escribas del siglo XXI. Aquí las teorías se bifurcan entre los responsables de la campaña del republicano, y otras teorías que apuntarían al gobierno del Kremling el encargado de pagar esta campaña de reputación online en favor de Trump.
El éxito de las fake news en las pasadas elecciones de Estados Unidos, más allá de las consecuencias políticas, ha desatado una creciente alarma entre marcas y anunciantes, que han comprobado como este tipo de informaciones puede terminar por afectarles. Los medios de comunicación han dejado de tener la supremacía a la hora de generar opinión en el público en general en favor de las redes sociales y los buscadores. Así lo pone de manifiesto, por ejemplo, la última edición del Barómetro de Confianza que realiza la agencia de comunicación Edelman. Según este informe, los encuestados muestran más confianza en los medios de comunicación propios (70%) y en los motores de búsqueda (67%) que en los medios tradicionales (66%), medios solo online (40%) o medios sociales (39%). Además, se cree más en la información recogida por motores de búsqueda (59%) que en un editor humano (41%).
Sin embargo, Google y Facebook han demostrado no ser medios de comunicación ‘fiables’, sino, más bien, todo lo contrario. Las fake news se han convertido en su mayor enemigo en estos tiempos, y desde las dos compañías se han puesto manos a la obra para trabajar en este asunto que puede costarles mucho dinero, en concreto, la inversión publicitaria de los anunciantes, que ven cada día más un peligro estas dos plataformas de comunicación a la hora de construir la reputación de sus marcas.
Google ha hecho cambios en su algoritmo y ha introducido nuevas funcionalidades para reportar informaciones falsas y luchar así contra las fake news. “Nuestro objetivo sigue siendo el mismo: proporcionar a la gente acceso a la información relevante de las fuentes más confiables disponibles. Y aunque no siempre lo hagamos bien, estamos haciendo progresos en la solución del problema. Pero para tener cambios duraderos e impactantes, se necesitan más cambios estructurales en la búsqueda”, aseguraba uno de los vicepresidentes de Google, Ben Gomes, en un comunicado distribuido por el gigante de las telecomunicaciones. Una medida parecida ha puesto en marcha otra de las plataformas de consulta de información por excelencia, Wikipedia. Uno de los fundadores de este portal lanzará una nueva web, Wikitribune, desde la cual periodistas se encargarán de editar artículos ‘neutros’ y ‘contrastados’. En declaraciones a la BBC, el cofundador de Wikipedia, Jimmy Wales, argumentó que el actual modelo publicitario había obligado a la mayoría de los medios de comunicación a “perseguir clics”, lo que estaba afectando a los estándares de calidad de las informaciones. Por eso, Wikitribune se financiará a través de patrocinadores mensuales.
Facebook es el otro gran aliado de las fake news. Desde la red social reconocen la dificultad que supone discernir entre el contenido real del inventado. De hecho, desde Facebook reconocen que durante las últimas elecciones a la Casa Blanca, las noticias falsas generaban más engagement que los contenidos reales. Por ello, a finales de enero de este año Facebook anunció la introducción de cambios en el ‘News Feed’ de la red social que mostraba a los usuarios las noticias más relevantes, basado en criterios como la cercanía de la persona que compartía estas historias. Desde Facebook explicaban a finales de enero que un equipo de expertos trabajaba para determinar qué páginas estaban generando contenido falso, denominado fake news, y conseguir así luchar contra este fenómeno.
Pero no solo las marcas ven peligro en Facebook y Google, los medios de comunicación están siendo los otros afectados por esta tendencia. Tanto en Google como en Facebook los medios de comunicación no han encontrado la respuesta a la crisis del sector. Iniciativas como Instant Articles o Google News no han sido tan rentables para los medios de comunicación que han visto cómo en el afán por la búsqueda de visitas, han perdido el control del contenido. Periódicos como ‘The Guardian’ en Reino unido acaban de anunciar que no se sumarán al carro de Instant Articles. Las razones, según un responsable del medio, son: “Nuestro objetivo primordial es acercarnos a nuestra audiencia en un ambiente de confianza a The Guardian para apoyar la construcción de relaciones más profundas con nuestros lectores y aumentar las suscripciones y contribuciones para financiar el periódico”, cosa que Instant Articles no ha conseguido. Y es que al final, quien se hace dueño del contenido y saca el 100% del rédito publicitario es Facebook.
En este clima de incertidumbre y de huida masiva de los medios de comunicación, los grandes generadores de contenidos, Amazon se ha puesto las pilas y acaba de anunciar la puesta en marcha de una plataforma a través de la cual los editores de periódicos podrán vender sus cabeceras de manera online con un retorno de hasta el 80% del precio de la cabecera. Amazon consigue así, por primera vez, que los editores se beneficien directamente de sus contenidos distribuidos a través de las plataformas en Internet.
Seguiremos informando…