Hace unos días, Vocento (ABC, El Correo, El Diario Vasco) desempolvaba el fantasma de las fusiones entre los grupos de prensa. Es la segunda vez en el año que uno de estos editores de diarios se refiere públicamente al tema, después de que lo hiciese Juan Luis Cebrián en enero. Un sector que está claramente agotado y que languidece esperando una revolución digital que ha llegado para todos, menos para ellos.
Es evidente que los grupos de diarios necesitan emprender un proceso serio de fusiones e integraciones, de lo contrario ponen en serio riesgo su viabilidad. Un proceso que ya realizó la televisión, en 2009 entre Telecinco y Cuatro y dos años después entre Antena 3 y La Sexta. Las dos pequeñas cadenas que habían nacido apenas tres años antes estaban al borde la quiebra cuando Mediaset y Antena 3 les rescataron. Y como hemos visto esta semana, los grupos resultantes continúan siendo dos de las televisiones más rentables de Europa, con beneficios trimestrales de 60 y 28 millones, respectivamente.
La realidad actual de los grupos de prensa no es de quiebra como Cuatro y La Sexta en 20019-2010, pero en algunos casos se acerca bastante. El Grupo Zeta atraviesa por serias dificultades renegociando su deuda bancaria y un nuevo préstamo para poder pagar el tramo de esta misma deuda correspondiente a 2016. Unidad Editorial no termina de arrancar y El Mundo sigue siendo deficitario pese a los recortes. Prisa en tanto, intenta vender Santillana para poder conseguir esa quimera que viene persiguiendo desde hace un lustro: poder pagar su deuda.
La última gran fusión de medios de Comunicación en España fue en 2007 cuando Unidad Editorial compró Recoletos por la desorbitada cifra de 1.300 millones de euros, un montante que ha generado buena parte de la deuda endémica del editor de El Mundo. En la última década solo ha estado cerca la fusión de Vocento con Unidad Editorial, una operación que no se concretó por los desacuerdos dentro del consejo de administración del editor de ABC.
¿Y ahora? Nada parece indican que estemos ante una operación inminente, pero ganas no faltan. De hecho, editores que han conversado con este periódico sobre el tema nos han indicado que “les encantaría fusionarse”, pero que nadie ha dado todavía el primer paso de manera seria. Este es el gran problema, que nadie se atreve a dar el primer paso y que nadie quiere mover ficha de momento. Quizás el paso de los meses -y el hundimiento de sus cuentas- empuje a algunos directivos a negociar, porque según nos han dicho “el tiempo se agota”.
