La huelga de taxistas en Madrid y Barcelona ha provocado el colapso de las dos ciudades y de las dos aplicaciones que han encendido la mecha de las quejas del gremio. Uber y Cabify han emprendido una campaña de comunicación con medios y usuarios del servicio para explicar la situación. Las compañías han adoptado una estrategia muy diferente a la del gremio del taxi. Frente a la postura reivindicativa, Uber y Cabify han pedido disculpas por la situación y los problemas para dar servicio.
La guerra de los “taxistas contra las cucarachas” sigue en ascenso. La huelga convocada para este martes en Madrid y Barcelona por las asociaciones de taxistas ha puesto en el candelero a las dos empresas motivadoras del conflicto: Uber y Cabify. Precisamente desde ambas empresas se han puesto manos a la obra para que en la jornada de huelga su imagen no se viese afectada. Desde Cabify remitían a los medios de comunicación un comunicado. “El taxi no es nuestro competidor, ya que los servicios de Cabify no pretenden sustituir a los de un taxi tradicional. La misión de la compañía desde su fundación en Madrid en 2011 ha sido la de sustituir el vehículo particular dentro de las ciudades, para acabar con el tráfico urbano y -por tanto- con la contaminación”, aseguraban desde el equipo de comunicación. Desde Uber se ponía en contacto con los usuarios “pidiendo disculpas”. “Lo primero que queremos hacer es pedirte disculpas porque es posible que mañana tengas problemas para conseguir un coche cuando lo necesitas”, aseguraban desde Uber.
El comunicado de prensa de Uber era más contundente, y denunciaba los “abususos” de los taxistas: “el monopolio del taxi nos cuesta a todos los españoles 603 millones de euros al año, lo que se traduce en que pagamos 5 euros más de media por trayecto de lo que pagaríamos en un mercado libre en el que el taxista no tuviera que compensar el precio que ha pagado por la licencia”.
Dos visiones del mismo problema, abordado desde la comunicación. Desde el gremio de taxistas, desgraciadamente, la imagen percibida no ha sido la misma. Los incidentes en las manifestaciones de Madrid y Barcelona han sido las imágenes que han copado los medios de comunicación en un conflicto que ha tenido su momento álgido en Madrid en las inmediaciones al Congreso de los Diputados, en la Plaza de Neptuno.
Uno de los puntos que denuncian desde el gremio de taxistas son las prácticas poco rigurosas y que infringirían las ordenanzas del servicio que ofrecen Cabify y Uber. Los taxistas acusan a los conductores de estas empresas de prácticas desleales, como captar conductores en la vía pública, algo que desde las empresas de transporte privado desmienten. Desde el gremio de taxistas, Alberto Álvarez, portavoz de la asociación de taxistas Elite Taxi, se ha convertido en el azote de Cabify en los medios de comunicación. Elite, una “asociación sin ánimo de lucro creada por y para la defensa del Taxi en Madrid contra la piratería y el intrusismo en el sector”, se ha convertido en el principal impulsor de las quejas del sector que denuncia los graves perjuicios que están provocando en el sector la aprobación de medidas para la circulación de vehículos de empresas como Cabify o Uber.
¿Quién está detrás de la comunicación de Uber y Cabify?
La historia se repite, igual que pasó con Uber en 2014, han sido las protestas de los taxistas las que han puesto en el punto de mira a Cabify y Uber, después de conseguir la aprobación para ofrecer su servicio, aunque con conductores con licencia. Este fue el principal cambio que acometió Uber, que tuvo que interrumpir su servicio en España hasta que introdujo esta nueva política en la compañía. Precisamente en un primer momento la empresa de consultoría de comunicación que asesoró en las relaciones con los medios a Uber fue la multinacional de relaciones públicas, Burson Marsteller. Ahora la empresa de comunicación se enfrenta al mismo reto con Cabify y ofrecer a los medios de comunicación la mayor información sobre la empresa y su posición en el litigio. En el caso de Uber, la empresa decidió reasignar la cuenta de relaciones con los medios (proveniente de Burson Marsteller Internacional) y la cuenta de public affaires (llevada por otra agencia especializada) a Llorente & Cuenca.
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