{wbamp-hide start} {wbamp-hide end}
¿Por qué hay diferentes personas que ante idénticas circunstancias actúan, reaccionan y obtienen resultados completamente diferentes? ¿Qué es lo que marca la diferencia? Incluso personas del mismo perfil, que afrontan y navegan por aquello que les pasa de manera muy distinta, unas obtienen un aprendizaje y crecimiento personal, y otras sin embargo se hunden, entran en el victimismo y se echan tierra sobre sí mismas.
Es principalmente una cuestión de actitud, que sin duda estará también conectado con un tema de personalidad, creencias, vivencias, habilidades, etc. Sin embargo creo que la actitud es la clave, independientemente del resto de los factores. Una actitud que lleva a tomar una interpretación de lo que está sucediendo desde la gratitud, la confianza y la seguridad de que todo tiene un para qué.
La actitud tiene que ver con una manifiesta disposición del ánimo y también con una postura corporal. Ambas interactúan entre sí. Una buena postura corporal, o un cambio de postura tendrán un efecto sobre nuestro ánimo. Por ejemplo si por lo que sea te sientes triste o cansado, prueba a poner una sonrisa en tu cara, y sin tan siquiera mirarte al espejo, tu cerebro empieza a registrar un cambio de emoción que puedes alimentar o bloquear.
La actitud también afecta en la manera que interpretamos las cosas que suceden y el lugar donde ponemos el foco. No existe una única realidad, existen infinitas, la cuestión es que definimos y hasta a veces nos imponemos o dejamos imponer por una interpretación que suele ser fatalista, dramática y distorsionada. Esto a veces ocurre por inercia, porque estamos acostumbrados a hacerlo así, pero en otras ocasiones porque es lo que vende, el sensacionalismo que pasa por alto la belleza de lo sencillo y acentúa una parte de la historia que no es ni el todo ni el final del capítulo.
Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra actitud si no nos nace de manera natural tener una actitud positiva? Te propongo varios caminos:
- A través de un cambio de postura, gesto o incluso acción. Salir a dar un paseo, sonreír, abrir el pecho, respirar de manera consciente, etc.
- Cambia el foco. Permítete cuestionarte la corriente de pensamiento general, piensa en algo más grande, permítete ser receptor y canal de otra manera de pensar. Mirar las cosas desde otro ángulo, otro lugar, para poder tener una interpretación que te acerque al para qué en vez de al por qué.
- Da gracias, la gratitud siempre genera en nosotros un estado de ánimo en niveles más profundos. Piensa en cosas por las que puedas dar gracias, por sencillas, cotidianas o ridículas que te parezcan. La gratitud es como un desinfectante de la queja, el pesimismo y la falta de aceptación.
- Confía, la confianza tiene que ver con la esperanza, con creer que es posible, con una seguridad personal, con el ánimo que nace de algo que va más allá de lo que nuestros ojos ven en estos momentos.
Seguiremos informando…