Esta pregunta, que parece imposible ni siquiera de plantear sin que suene a ficción, podría no estar tan lejos viendo el reparto de derechos televisivos de la Champions League el próximo trienio 2018-2021, que se quedará Mediapro en nuestro país. Por cierto: ¿qué favores le deben la UEFA a Jaume Roures para concederle una vez más a su grupo audiovisual los derechos cuando ni siquiera tiene una televisión para emitir?
Ya no es solo la posibilidad de que el partido en abierto desaparezca en España, como sucede en Reino Unido, Italia, Francia o Alemania, donde toda la competición se ofrece en modalidad de pago.
Las desorbitantes cifras que exigen tanto la UEFA como las ligas nacionales por los derechos televisivos de sus competiciones puede llevar a hacer que las operadoras de telecomunicaciones vean como totalmente inasumible hacer frente a las cantidades que deben pagar para poder retransmitir el fútbol, y es que no solo sus cuentas se resienten sino que además tienen que acometer subidas de precios a sus abonados.
Y todo esto pese a que la UEFA facturó 4.500 millones de euros en el año 2016, lo que supuso duplicar los datos del año anterior. Por el nuevo paquete de la Champions la organización con sede en la ciudad suiza de Nyon pretendía ingresar un 20% más.
¿Champions en el portátil en 2018?
Lo dicho: las operadoras empiezan a considerar inviable tener que cobrar a los clientes hasta 40 euros por paquetes única y exclusivamente dedicados al fútbol. Y si esto sucediera, éste deporte quedaría en manos de beIN Sports, que tendría que ofrecer las retransmisiones a través de plataformas OTT cuya calidad de retransmisión es más que dudosa como se demostró hace ya dos años cuando lo intentaron.
¿Estaría la gente dispuesta a pagar para tener la sensación de estar viendo a su equipo favorito a través de algo parecido a Roja Directa, con cortes continuos, etcétera?
Este escenario, que para gran parte de los aficionados al fútbol sonaría apocalíptico -especialmente entre aquellos de mayor edad y con menos ganas de innovaciones tecnológicas-, podría comenzar a partir de la temporada 2018-2019 si finalmente ningún operador de televisión decide pasar por caja para ofrecer la Champions.
Lo que parece claro es que el modelo actual (no hay más que ver las astronómicas cifras que se manejan tanto en los traspasos como en las fichas no ya solo de las estrellas sino también de los jugadores con mayor proyección en el futuro) es totalmente inasumible y por algún lado se tendrá que romper la cuerda.
Por mucho que se pueda considerar al fútbol el opio del pueblo, quizá llegue un momento en el que los aficionados se cansen de pagar la fiesta de un colectivo que además no se caracteriza por la empatía fiscal con aquellos que les jalean en sus casas o en los estadios.