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Silvia Gambino es una de las actrices más carismáticas y queridas por el público, muy popular a raíz de sus intervenciones televisivas (sobre todo gracias a “Matrimoniadas”, germen de las no menos populares “Escenas de matrimonio”), aunque su carrera es de lo más variada y suma multitud de espectáculos, obras de teatro, revistas y películas. En la actualidad, protagoniza todos los domingos en el Teatro de las Aguas de Madrid la comedia “El secreto de Victoria”, escrita para ella por Sergio Sáldez y Rafa Ávila, quienes también la dirigen.
En la función, Silvia Gambino interpreta a una mujer que tiene mucho muy claro qué quiere hacer con su vida pero encuentra continuos obstáculos en su camino: un íntimo amigo que también tiene un secreto al que da vida Naím Thomas (que también interpreta una canción compuesta por él mismo), un insólito regalo de cumpleaños en forma de striper, el profesor de su hijo y un marido que llega a casa antes de lo previsto impedirán que los planes de Victoria se desarrollan como ella pensaba. Andrés Arenas asume el reto de encarnar a los tres últimos personajes citados, cambiando de acento, forma de hablar y moverse y lidiando con los secretos que ellos también guardan y que el público conoce antes para aumentar las carcajadas y, aunque suene paradójico, la sorpresa.
Silvia Gambino habla sin tapujos de la precariedad laboral que viven los actores (“algo de lo que nadie está libre, da igual el prestigio”), motivo que le llevó a buscar sus propios proyectos y estrenarse como empresaria (tras una nefasta experiencia que comparte con los oyentes) junto a Sergio Sáldez, Rafa Ávila y Naím Thomas con “El secreto de Victoria”, función recién estrenada que la actriz querría convertir en su centro de operaciones (“mantenernos un tiempo en Madrid o ir alternando con bolos”) mientras atiende otros proyectos en los que ya anda involucrada (algún microteatro y una obra que la reúne con su viejo compinche televisivo Jaimito Borromeo).
Andrés Arenas se incorporó a “El secreto de Victoria” poco antes del estreno (“después de que otro actor nos dejase tirados”), pero no titubeó ante la llamada de quien fue su compañera en el exitoso montaje teatral de “El otro lado de la cama” y, aunque reconoce el vértigo (“y hasta el miedo”) sentido al saber que debía hacer un triplete, se muestra feliz con la oportunidad de cambiar de registro en la misma obra.
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