El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sigue sufriendo el acoso de la prensa en medio de una crisis de gobierno que su nuevo director de comunicación desde la semana pasada se ha afanado en negar. El nuevo director de comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, tomaba posesión de su cargo negando ninguna crisis interna. Su nombramiento, además, ha traído consigo la renuncia del hasta ahora portavoz del presidente en Washington, Sean Spicer.
Trump ha vuelto a dar un golpe de autoridad en la estrategia de comunicación de su administración. Después de enfrentarse a los medios de comunicación con su ya famoso ‘fake news’, ahora ha decidido emprender cambios en los responsables de la comunicación de la Casa Blanca. Después de la renuncia del anterior director de comunicación el pasado mes de mayo, Trump ha anunciado al sucesor de Mike Dubke, quien renunció a su puesto en medio del escándalo por los supuestos contactos entre Trump y el Kremlin durante la campaña a las elecciones presidenciales. El hasta entonces director de comunicación de la Casa Blanca, señaló que las causas de su marcha se deben a “motivos personales”. Dubke había trabajado conjuntamente con Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, haciendo frente a las continuas crisis de comunicación abiertas por la administración de Trump, sobre todo debido a las filtraciones a la prensa sobre los posibles lazos del entorno del presidente con Rusia.
No ha sido hasta ahora cuando en medio de una crisis de gobierno en la administración Trump se ha producido el relevo de Dubke, que ha recaído en el empresario Anthony Scaramucci. La trayectoria profesional del nuevo director de comunicación de la Casa Blanca en el mundo de la comunicación se limita a haber sido productor del programa de televisión Wall Street Week, y comentarista habitual del canal financiero CNBC.
Al mismo tiempo que se producía el nombramiento de Scaramucci, el hasta ahora portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, anunciaba su marcha. Algunos medios apuntaban a que el portavoz esperaba que Trump le promocionase a director de comunicación de la Casa Blanca, un hecho que no se ha producido.
Lo más sorprendente del nuevo director de comunicación de Trump es que no ha sido siempre un seguidor fuel del magnate norteamericano y se ha apresurado a borrar tuits de su cuenta de Twitter donde se manifestaba contrario al mismo presidente. “Para ser completamente transparente: Estoy borrando tuits antiguos. He evolucionado respecto a mis ideas del pasado y eso no debería ser una distracción. Estoy al servicio de los objetivos de @POTUS (el presidente Donald Trump) y eso es todo lo que importa”, ha asegurado en un tuit el nuevo director de comunicación de la Casa Blanca.
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