Según los datos oficiales, el turismo es el gran motor de la economía española. El Instituto Nacional de Estadística señala que, en los seis primeros meses del año 2017, se han gastado más de 37.000 millones de euros en el sector. Según José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutvo de Exceltur, organización sin ánimo de lucro por la excelencia turística, el turismo generó el 15% del empleo creado en España el año pasado, y según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada sobre los cuatro trimestres del año 2016, son 2,82 millones los trabajadores que dependen del turismo en nuestro país.
Si nos centramos en las Comunidades Autónomas más visitadas, como por ejemplo Cataluña, los turistas han gastado en este semestre 8.100 millones de euros, por detrás está Canarias, donde se han ingresado hasta 7.900 millones, a continuación encontramos a Andalucía y Baleares, donde cada una recaudó 5.000 millones de euros.
El problema de Barcelona
¿Qué problema existe entonces con el turismo? Siendo precisamente Cataluña, la región que más ingresa por el turismo, es donde más protestas se han vivido. Hace ya algunas semanas, el barrio de la Barceloneta, amanecía cuajada de pinturas que rezaban “All tourists are bastards”, dejando patente su desprecio por los visitantes. Según Carlos Chaguaceda, director general de Turismo de la Comunidad de Madrid: “No se puede menospreciar una industria que nos ha hecho superar lo peor de la crisis”.
Sin embargo, el turismo masivo también genera problemas, y lo que algunos han tildado como “turismofobia” otros lo llaman combatir la “turistificación”. En el caso de Barcelona, en los cinco años previos a la llegada de Ada Colau al Ayuntamiento, los alojamientos turísticos habían crecido un 20%. A pesar de que la actual alcaldesa reconoce que el turismo representa un 15% del PIB de la ciudad, cree que necesita una regulación. En esa línea, el Ayuntamiento de Colau ha sancionado con 600.000 euros a la empresa Airbnb por tener 316 pisos turísticos ilegales.
Según los principales promotores de las protestas, grupos jóvenes de izquierdas como las juventudes de la CUP, el hecho de que los alquileres turísticos hayan crecido de manera desmesurada, ha desplazado del centro de las ciudades a la población autóctona, que ve como sus viviendas se transforman en apartamentos de vacaciones, al mismo tiempo que se reduce la oferta de vivienda y se dispara la demanda, lo que obliga a los demandantes a buscar vivienda en lugares cada vez más periféricos.
Otras regiones
La Comunidad Valenciana también ha acusado las protestas, donde se han convocado recientemente manifestaciones en contra del turismo masivo. Lo mismo ha ocurrido en Baleares, donde una veintena de jóvenes entró en un restaurante de la zona del muelle viejo de Palma lanzando confeti sobre los clientes, al mismo tiempo que encendían bengalas y desplegaban pancartas con lemas en inglés como “El turismo mata Mallorca”
En Euskadi, está prevista una manifestación para el día 17 de agosto, en plena Semana Grande. El diputado de turismo de Gipuzkoa, Denis Itxaso, lo ha calificado como un “enorme error”. En Madrid, en los barrios de Sol y Las Letras se han unido a este movimiento, iniciando una campaña de denuncia de las irregularidades del sector turístico en la ciudad. Entre sus acciones ha estado la recogida de firmas para clausurar hasta 250 viviendas que consideran ilegales.
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