Todo es una gran mentira. Las leyes de la física se desmontan con cada imagen nueva llegada del universo ‘profundo’; las grandes normas y paradigmas de la economía se derrumban; todo cae, y se levanta… La Comunicación triunfa allá donde la dejan llegar. ¿Triunfa?, al menos lo intenta. Los medios de comunicación se dejan los restos, para llegar un año más a la penuria. Todo se prostituyo, cuando gentes como el fundador de El Español decía a las grandes empresas: ‘que con mil euros se arreglaba a los interneteros’. Hoy, aquellos consejos se convierten en la tapa que cerrará el devenir de muchos de los que colgaron sus sueños en la Red. Siempre insistiremos en que en Alemania, Francia, y otros de la Unión se leen dos o cinco periódicos por persona al día. En las universidades españolas a los estudios les dicen que cada ejemplar lo leen cinco, o veinticinco, aunque nunca lo hayamos visto ni vivido.
¿Hacía dónde vamos?
Vamos hacia la catarsis. Todo pende de un hilo, o esta es la impresión. Los medios de comunicación en España son distintos a los europeos, americanos… donde la democracia les aburre, aquí se perdonó todo, se pagó todo, y de esa forma nos quedamos en la esquina de los indigentes que venden paquetes a aerolíneas, bancos.
La globalización mata a las pequeñas empresas. Se acordarán muchos de los lectores de la época en la que los bancos, las banquetas y los banquitos tenían sucursales a mil, hoy están tod@s bajo una misma marca. Y los resultados para las editoras de prensa, no es otro que el resentimiento ante la situación, y lanzar las redacciones a la calle, siempre, en busca de colaboraciones que en el caso de Victoria Prego llegan a la estimable cantidad de 20 euros por colaboración. ¡Viva la Libertad de su Expresión! Que así nos ha dejado.
Incomprensible ver como adelgazan las redacciones de todos los medios, vengan de donde vengan. Da igual porque llegará la luz al sector en forma de nuevas maneras de entender la vida, la comunicación, las empresas. Hoy trabajar desde casa es la solución, la que nos han dejado. La imaginación, la cabeza (como decían nuestras abuelas), el arrojo… son marcas que desprestigian a quien las padece. El nuevo mundo está necesitado de diseñadores de ropa de color gris, o volveremos al origen.