Asumámoslo: la forma de consumir contenido ha cambiado. Cada vez nos resulta más raro que una persona vea durante un tiempo prolongado todo lo que emite un canal de televisión, una emisora de radio o una web, sin hacer ningún salto a otra. No solo eso, sino que muchas veces es difícil estar delante del televisor o la radio en la hora concreta de la emisión para poder disfrutar la programación que apetece ver o escuchar. Antes solíamos dejar todas nuestras tareas y planes para sentarnos frente a la televisión a ver nuestros programas y series favoritas, incluso planificábamos los horarios contando con ello, consumiendo el contenido de una forma completamente pasiva. Dependíamos del Medio, que emitía o publicaba de forma completamente unilateral y no había forma alternativa a ese consumo, más allá de la grabación en vídeo.
Internet ha modificado todo. Es cierto que aun con un ligero retroceso en los últimos 4 años, el consumo de televisión sigue siendo de 4 horas, una hora más que en los años 90, según Kantar Media. Pero si analizamos más en profundidad los datos que nos ofrece el panel, observamos que la cobertura mensual de televisión se mantiene constante en valores cercanos al 100% para todas las edades, y es que todo el mundo a lo largo del mes, de una forma u otra, consume televisión. Ahora: si analizamos a nivel diario, encontramos un claro descenso entre las diferentes franjas que comprenden entre los 4 y los 44 años. Sin embargo, para los mayores de 45 años, los consumos y coberturas diarias siguen constantes, por encima del 80%. La realidad que se esconde tras esto es que, cada año, especialmente entre los sectores más jóvenes, asistimos a la reducción de la distancia entre consumo de televisión y de internet.
De esta forma podemos ver cómo va cambiando la tendencia, con dos categorías de público diferenciadas: los jóvenes, que son nativos digitales y cada vez tienen menos hábito de ver televisión; y los mayores, nativos analógicos con una costumbre muy arraigada de ver el mismo medio.
Esta tendencia que acabamos de observar, es extrapolable a otros medios, con casos muy similares. En radio vivimos un constante incremento del consumo de podcasts y en prensa, las ediciones digitales siguen creciendo día a día. Pero, ¿por qué este cambio en nuestra forma de consumir contenido? ¿Cuál es su explicación?
Podría decirse que la nueva forma de contenido responde a tres criterios que los usuarios aprecian en gran medida a la hora de consumirlo:
Por un lado, la deslocalización. Ya comentábamos que Internet, y con ello los dispositivos móviles, permiten consumir contenido independientemente del lugar en que nos encontremos: en un viaje, en el autobús, en el baño o sentados en un banco en el parque. Tal como ha evolucionado la sociedad, que cada vez son más comunes los viajes constantes o los ritmos de vida frenéticos, el poder tener acceso a los contenidos en todo momento es un elemento que el consumidor agradece.
El segundo criterio correspondería a lo conocido como el consumo on demand. Esto va en relación al paso del consumidor pasivo a activo. El consumidor se ha ido transformando y las redes sociales han tenido mucho que ver en el proceso. El espectador/oyente/lector ha ido compartiendo sus impresiones y comentarios en tiempo real, lo que ha ayudado a que los medios descubran qué contenidos funcionan mejor en cada momento y que cada individuo pueda compartir sus temas favoritos o relevantes. Ya es habitual que cada persona vea lo que quiere, sin necesidad de consumir algo pasivamente, elige lo que consume de entre una inmensa oferta existente en Internet y, además, es crítico con ello. Todo esto se ve reforzado con las analíticas de Big Data, que proporcionan feedback a los Medios para que puedan ofrecer mejores contenidos y más personalizados a cada individuo.
Por último, la menor duración. No hay más que ver la pereza que le invade a uno al ver que un vídeo de algo que nos recomiendan dura más de 5 minutos, o una noticia que sea excesivamente larga. Los medios saben que cada vez buscamos contenidos en formatos más cortos, condensando la información y resaltando lo verdaderamente importante. Es habitual ver que los diarios de información online empiezan a tener tiempos estimados para la lectura de sus noticias y, por su lado, la posibilidad del consumo on demand y deslocalizado permite a radio y televisión ofrecer la posibilidad a sus usuarios de pausar los programas para continuarlos más tarde.
Hemos avanzado mucho en la forma de consumir contenido y estamos viendo únicamente la punta del iceberg. Las nuevas generaciones ya utilizan YouTube como principal forma de entretenimiento, pero, quizá, todo esto nos lleva a una conclusión inevitable: ¿Estamos sacrificando con esta nueva forma de consumo las experiencias sociales que ofrecía antiguamente el sentarse todos alrededor de una televisión? Lo que está claro es que el contenido ya no lo es todo: cómo accedamos a ese contenido es también muy relevante.