El Comité Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular (CEIPC), actualmente coordinado por el Dr. Pedro Armario, ha dedicado su VII Jornada Científica a analizar ‘El papel de los distintos profesionales de la salud en la prevención cardiovascular’. El objetivo ha sido transmitir un enfoque común y compartido en prevención cardiovascular que facilite su práctica clínica y promueva la aplicación de las Guías. Así, el CEIPC ha publicado recientemente la adaptación española de la Guía Europea 2016 en prevención cardiovascular, un documento consensuado con principios homogéneos de todas las sociedades científicas que integran el Comité.
Durante la jornada se ha hablado de la preocupación que tienen los especialistas por la insuficiente utilización de las Guías de Práctica Clínica. El Dr. José María Lobos, anterior coordinador del CEIPC, ha indicado que “la aplicación de las Guías ha mejorado en los últimos años, aunque España aún está lejos de alcanzar los objetivos de control óptimos en todos los pacientes. Conviene ser realista a la hora de plantear objetivos factibles que no produzcan frustración ni a pacientes ni a profesionales”.
Concienciación en la población más desfavorecida
En el ámbito de la prevención de los factores de riesgo cardiovascular, el Dr. Lobos ha explicado que está mejorando la percepción de la población en cuanto a seguir un estilo de vida saludable. “Hay más conciencia de la importancia del ejercicio físico, la vida activa, reducir el estrés y no fumar; asimismo, existe preocupación por seguir una alimentación sana”.
A pesar de esta mejora, todavía se observan serias dificultades a la hora de modificar de forma duradera los hábitos de vida: “Hemos de poner el foco en los grupos menos favorecidos, en los que los factores de riesgo psicosociales adquieren enorme importancia. Esta población tiene una alta tasa de desempleo, con bajos ingresos, con escasos recursos, y suelen ser las personas más vulnerables para el tabaco, el alcohol, una dieta inapropiada asociada a la obesidad y el sedentarismo, la falta de motivación, etc.”.
Pérdida de productividad
El Comité Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular está integrado por 15 sociedades científicas y representantes de la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Precisamente, esa visión integradora es la que ha destacado el Dr. José María Lobos al hacer una valoración general de la labor del CEIPC: “La misión de las sociedades científicas y del Comité Interdisciplinario, en particular, no es solo la elaboración de Guías, sino su difusión y aplicación o implementación. Muchos actores tienen un rol importante, como las sociedades científicas, los colegios de médicos, la Administración Central y las Autonómicas, los educadores o los políticos. De hecho, en la prevención cardiovascular hasta el diseño y el equipamiento de las ciudades y los barrios tienen una alta importancia”.
“Por tanto, una enfermedad global, primera causa de muerte y de discapacidad en España y en el mundo occidental, generalmente crónica y asociada a enormes gastos sanitarios y pérdida de productividad, debe tener un abordaje global desde la sociedad en su conjunto”, ha añadido José María Lobos, miembro de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
La importancia de la adherencia al tratamiento y la multidisciplinariedad
La hipertensión arterial (HTA) es el factor modificable más importante para la prevención primaria del ictus, si bien debe acompañarse del control de otros factores de riesgo clásico, según indica el Dr. Pedro Armario, coordinador del CEIPC y representante de la Sociedad Española de Hipertensión Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA). “El papel de la asistencia primaria es fundamental en la prevención del ictus, así como su colaboración con el neurólogo en la prevención secundaria, muy especialmente en el mantenimiento de una buena adherencia al tratamiento”.
El ictus se asocia a una elevada mortalidad y morbilidad, y es, probablemente, la primera causa de enfermedad incapacitante, según ha explicado el Dr. Armario. En su opinión, la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales “debe mejorar ostensiblemente, pues en la actualidad es muy bajo el grado de control de la HTA y de los otros factores de riesgo clásico en los pacientes que ya han padecido un primer episodio, y, por tanto, tienen un elevado riesgo de recurrencias”.
Buen arsenal terapéutico para el control y prevención de la HTA
Respecto a los avances que se han conseguido en el ámbito de la prevención de los factores de riesgo cardiovascular, este especialista ha destacado la disposición de “un buen arsenal terapéutico para el control de la HTA y para la prevención primaria y secundaria del ictus”. En cuanto a los retos actuales, ha señalado que serían “lograr una buena adherencia, y muy especialmente mantener hábitos de vida saludables”. Para conseguirlo, ha considerado fundamental la educación de los niños y jóvenes: “El principal obstáculo a la hora de modificar de forma duradera los hábitos de vida es no introducir dichos cambios en épocas tempranas de la vida”.