Nuestra sociedad se debate entre el milenarismo y lo que está por llegar, y eso que llevamos cerca de un cuarto de siglo con el complejo a cuestas. Las predicciones de la globalización se van cumpliendo. Los mares se agotan, los recursos escasean allá donde se busquen, y las superpotencias quieren ser las únicas que decidan, en medio de un escenario que cada día se plantea como más complejo. Ante tal locura hace falta que la Comunicación actúe.
Son muchas las empresas, agencias, consultoras… que al final se mueven por un estudio clarísimo, realizado por quien puede mover las conciencias, y en el que la conclusión viene a ser, más o menos: ‘Hay que internalizar el proceso, para descentralizar la reputación’.. ¿qué? Los inventores piden que se contraten a esas consultoras de las que hablábamos para que lo llenen de contenido, lo vistan y envuelvan para la ocasión, y lo trasladen a la sociedad.
Vivimos con la necesidad de encontrar mensajes, líderes, menciones, imágenes… todo se reduce a una iconografía que cada vez invadirá más nuestros espacios de desarrollo personal y social. Todos iremos vestido de gris, con el cerebro gris… Sólo la Comunicación y el acercamiento de la realidad a la especie humana, conseguirá que se genere un revulsivo real, que haga que el mundo se reinicie para ser algo mejor para todos, no el lugar de residencia de unos, y de resistencia de otros. Los mercados se han estrechado, y es necesario construir y consolidar proyectos que acerquen, no que desintegren.
Nos toca pensar.
