Cuando pensamos que en los años ochenta se robaban niños en las maternidades españolas, fue ayer, hace nada… Otra que apuntar a los anales de la historia de un ser, el humano, lleno de taras, rencores, odios… Ya pasamos una Guerra Mundial, en la que España se retrasó, como siempre, y se dedicó en su segunda parte a romperse la cara los unos a los otros, entre hermanos, casi cien años después se repite la historia, como se repite en los campos de concentración con ventanas carísimas al paddock.
Ayer contaban desde las agencias de prensa, que se ha descubierto un nuevo Treblinka en medio del desarrollismo alemán de este primer cuarto y mitad del siglo XXI, casi XXII, y que hoy está en la cabeza de los milenaristas y anunakis al uso. Y, en estas informaciones, se nos cuenta que la industria alemana del automóvil realiza experimentos con seres humanos y homínidos (los amigos/hermanos de Zapatero), en los que les hacen tragar humo de diésel hasta que revientan… Una de Josef Mengele. ¿Cómo es posible que esto pueda ocurrir? La desinformación, la sesgada, o la verdad a las duras, ¿esto qué es? De verdad se puede utilizar a nuestros semejantes para esta aberración, mañana nos podría tocar a nosotros. Los laboratorios, o algunos laboratorios debería decir, utilizan parches para medir las hipoglucemias de los diabéticos, les cobran y participan sin saberlo en un Gran Hermano de la Glucosa. Al final es manipulación, a través de información obtenida con el consentimiento de las agencias que protegen nuestros datos, pero sólo para nosotros, para ellos no hay límite.
Luego nos extraña lo que cuentan los antisistema, los que cuentan que existen en la Tierra laboratorios marcianos, que abducen a nuestros semejantes, que hay laboratorios en los que se inventan enfermedades para terminar con una pandemia que se llama Ser Humano. Hoy, nos toca reflexionar, lo que cuentan desde la Alemania de doña Ángela es gravísimo. Yo definitivamente me bajo en esta estación.
VENDO MERCEDES ALEMÁN
Con pocos kilómetros.
Es diésel, sirve para hacer experimentos con seres humanos.
Discreción.
¡Que asco de mundo! Y eso que estamos empezando a construir nuestro futuro.