Eduardo Carazo, presidente de Nuevas Generaciones del PP de Castilla y León, ha admitido que su organización tiene problemas de comunicación. Según ha señalado Carazo, Nuevas Generaciones (NNGG) debe hacer un esfuerzo por renovarse, mejorando las formas de contar lo que es la formación “acercarnos allí donde están los jóvenes”. “Quiero que Nuevas Generaciones esté no tanto en las sedes sino en la calle”, ha dicho Carazo.
Este discurso entronca con el que muchas veces ha sido enarbolado desde la izquierda en formaciones como Podemos. Han sido varias las ocasiones en las que el líder de la formación morada, Pablo Iglesias, y miembros cercanos a su equipo; han dicho que Podemos no debe estar solamente en las redes sociales, sino que su principal función es estar en la calle, “en todos y cada uno de los conflictos sociales y escuchar a los movimientos”, señalaba el líder de Podemos en 2016 cuando presentaba el documento ‘Plan 2020. Ganar al Partido Popular, gobernar España’.
Ahora, desde Nuevas Generaciones hacen suya la misma estrategia que Podemos tejió en su día, y Carazo señala que “Nuevas Generaciones quiere ser una organización más abierta”, que esté en la calle, haciendo hincapié en la idea de estrechar lazos con las organizaciones juveniles de su Comunidad y así solucionar sus problemas, “piensen o no como nosotros”.
Nuevas Generaciones, Juventudes Socialistas y las crisis de comunicación
Los líderes de Nuevas Generaciones han protagonizado algún que otro episodio que le ha costado a la organización y al partido más de una crisis de comunicación. El más sonado, quizás, fue cuando el que fuera presidente de la ‘cantera’ del PP, Ignacio Uriarte, dimitió por haber dado positivo en alcohol después de haber tenido un accidente de tráfico. Uriarte, con 0.52 del alcohol en sangre, el doble de lo permitido, embistió a un coche que estaba parado en un semáforo en rojo. Los hechos ocurrieron en el año 2010.
Del mismo modo, la ambigüedad de Nuevas Generaciones con respecto a su posición en el golpe de Estado de Franco le han costado numerosas críticas. Diego Gago, elegido presidente de Nuevas Generaciones en abril de 2017 con el 95,33% de los votos, fue objeto de duras críticas por considerar al Gobierno de la República como causante de la Guerra Civil. Como duras fueron también las críticas que recibió el presidente de Nuevas Generaciones de Orense por hacer el saludo fascista al grito de “Arriba España” en un vídeo que hizo público OKDiario.
Sin embargo, en redes sociales, la cuenta de Nuevas Generaciones supera con creces en seguidores a la cuenta de Juventudes Socialistas (JSE), que ni siquiera cuenta con el característico icono de verificación que la red social pone a las cuentas oficiales. Si Nuevas Generaciones tiene 26.700 seguidores, Juventudes Socialistas cuenta con 19.400, llevando un año más en la red social que ‘la filial’ del PP (2009 y 2010 respectivamente). De la misma manera, la actividad de NNGG en la red es mucho mayor que la de JSE, que tiene menos de 8.000 tuits, frente a los 28.000 de Nuevas Generaciones. Esto deja en evidencia que la falta de comunicación es algo que falla en ambas formaciones, fundamental en una estrategia de captación.
La mayor crisis de comunicación de los socialistas está relacionada con el escándalo protagonizado por Alejandro Díaz, exsecretario general de Joves Socialistes de Elche, investigado por pornografía infantil y abusos sexuales. La Policía Nacional de Elche detuvo al exlíder de la organización tenencia y difusión de pornografía infantil y “por abusar de una nuña de dos años de edad”. Sin embargo, de esto último, el Juzgado de Instrucción número 5 de Elche no tiene indicios de que ocurriera”. Ahora, la Audiencia de Alicante ha confirmado la libertad provisional de Díaz al no existir riesgo de fuga. En aquel momento, Juventudes Socialistas, así como el propio PSPV-PSOE, destituyó de su cargo a Alejandro Díaz y además lo expulsó de las organizaciones.
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