Hace seis años, dos jóvenes ingenieros recién salidos de la universidad, y sin ninguna expe- riencia previa, decidieron tener un sueño ambicioso, difícil e inédito en España: construir un pequeño cohete espacial para poner mini satélites en órbita. Un doble mérito para estos dos emprendedores, ya que se trataba de un proyecto industrial caro y arriesgado para po- sibles inversores, y en un país donde este tipo de iniciativas se mira con recelo y desde le- jos. Pero Raúl Torres y Raúl Verdú creían en su sueño y decidieron hacer todo lo posible —y algún imposible— para convertirlo en realidad. En 2011 crearon PLD Space, compañía de lanzadores espaciales de bajo coste para los mercados suborbitales y orbitales. Una startup pionera en Europa, que nació en una sala de 9 m2 en la Universidad Miguel Hernández de Elche y hoy cuenta con 20 trabajadores y unas instalaciones de 3.000 m2, además de un banco de pruebas en el aeródromo de Teruel. El sueño ha sido posible gracias a la fe, al tesón y al esfuerzo de estos dos jóvenes y su equipo, y también al apoyo de empresas clave que con aron en el proyecto desde el principio; entre ellas, ANSYS.
Mini cohetes para lanzar mini satélites al espacio
El mercado de los satélites espaciales ha evolucionado enormemente en los últimos años. Gra- cias a la miniaturización de la electrónica, satélites que antes tenían el tamaño de un autobús hoy caben en el maletero de un coche o incluso en la palma de una mano. Sin embargo, los co- hetes que lanzan estos satélites no han cambiado, y para poner en órbita un satélite del tamaño de una silla se sigue utilizando un cohete de una altura de veinte plantas. Ilógico, ¿verdad? Es lo que pensaron Raúl Torres y Raúl Verdú cuando empezaron a darle vueltas a la idea de desa- rrollar un lanzador-cohete mucho más pequeño, mucho más barato y mucho más rentable.
Vieron que el futuro de la aeronáutica espacial estaba en esos pequeños cohetes, un negocio que no rentaba a las grandes empresas del sector (175 millones de dólares por cohete frente a 5 millones). Ese tipo de proyectos sólo podía realizarlos una empresa pequeña; y había mucha tarta que repartir: el 70% del mercado actual lo componen pequeños satélites. Y además era un negocio prácticamente inédito en Europa. Así que PLD Space se lanzó a la conquista de ese nicho del mercado espacial.
La primera empresa europea en trabajar con propulsión líquida
El primer paso era el más difícil: conseguir nanciación. El Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CEDETI) les ofreció 250.000 euros con la condición de conseguir por sus medios otros 750.000 euros. Por supuesto, lo lograron; su proyecto convenció a muchos pequeños in- versores privados. Con este primer millón de euros, empezaron a desarrollar su tecnología de propulsión líquida de queroseno más oxígeno líquido (kerolox), una tecnología que nunca antes se había hecho en España y que sólo habían desarrollado gigantes como Airbus y Rolls Royce. Y al mismo tiempo tenían que desarrollar las instalaciones para probar esos motores de combustión líquida, que por supuesto tampoco existían. Un banco de pruebas que instalaron en el aeródromo de Teruel.
PLD Space se convierte así, partiendo de cero, en la primera startup en Europa que trabaja con propulsión líquida para lanzar satélites al espacio. Un sistema muy complejo que combina oxígeno líquido a 185 grados bajo cero y queroseno a temperatura ambiente. Esta pequeña ha- zaña no pasó desapercibida para la Agencia Espacial Alemana (DLR), que apuesta por ellos y se convierte en su primer cliente. Un importante impulso para la pequeña compañía española, que les abre nuevas puertas. Consiguen un segundo soporte institucional, nuevamente a través de CEDETI, y el Gobierno español aprueba el proyecto TEPREL (Tecnología Española de Propulsión Reutilizable Espacial para Lanzadores), que más tarde desembocará en el cohete Arion 1. Luego llega el apoyo de la Agencia Espacial Europea (ESA), para desarrollar tecnologías de sistemas de lanzamiento reutilizables. En aquel momento son sólo seis personas en la empresa. En ene- ro de 2017 rman un acuerdo con GMV, una de las compañías más importantes a nivel europeo en el desarrollo de software para satélites y lanzadores, que se convierte en accionista de PLD Space.
Comienza así su gran desafío: el proyecto LPSR (Liquid Propulsion Space Recovery), esto es, lanzar un cohete al espacio, recuperarlo y reutilizarlo. En Europa sólo existía know how en cohetes con combustible sólido, de modo que una vez más PLD Space es la pionera. En mayo de 2017 alcanzan ya los 20 empleados y en julio desarrollan la tercera generación de su motor TEPREL, última versión de cali cación para el Arion 1. Un micro cohete con una capacidad de carga de unos 100 kilos, que volará hasta los 250 kilómetros de altura para probar tecnología en condiciones espaciales y, una vez cumplida su misión, regresará a la Tierra. Su lanzamiento está previsto para marzo de 2019 y será el primer cohete europeo reutilizable. Luego llegará el Arion 2, que será el primer lanzador europeo en poner en órbita pequeños satélites (hasta 250 kg de carga, a una altura de 500 km). Un verdadero hito en la industria espacial del viejo continente.
ANSYS: una ayuda vital para hacer realidad el proyecto
Pero sin duda el verdadero hito logrado por PLD Space es haber podido desarrollar toda esta tecnología con un equipo tan reducido, recursos tan limitados y en tiempo récord. Ellos ma- nejan internamente el proceso completo, desde la ingeniería y el cálculo hasta el control de la fabricación y los ensayos; y han conseguido desarrollar un cohete en sólo seis meses. Todo esto no habría sido posible sin contar con un apoyo imprescindible: la tecnología de simulación de ANSYS.
Sin know how previo, sólo cabían dos posibilidades: ensayo-error (muy costoso, prolongado e incluso peligroso), o simulación. Eligieron la segunda opción y ANSYS se convirtió en una de las herramientas digitales más importantes para poder desarrollar el proyecto. Un apoyo vital que PLD Space ha utilizado en casi todas las etapas del proceso:
Análisis térmico: para evitar que el motor se funda cuando está en funcionamiento; utiliza combustible para enfriarse.
Acoplamiento térmico y mecánico: controla hasta qué punto se dilata el motor al calentar- se.
Diseño de las estructuras: por ejemplo, análisis aerodinámico de los diferentes ángulos de ascenso, según la fuerza, la presión o la velocidad del cohete.
Descenso de la primera etapa del cohete (la que se recupera): densidad de los motores, per l de la velocidad…
Ensayo del impacto del cohete al caer en tierra o en el océano.
Movimiento del combustible dentro del tanque: se generan olas y cargas que afectan a la
estructura.
Simulaciones mecánicas y estructurales en la rampa de lanzamiento.
El Programa Startup de ANSYS
PLD Space también se ha bene ciado del Programa Startup de ANSYS, una iniciativa pensada para que los emprendedores puedan tener acceso total a las diferentes soluciones de simu- lación de ANSYS y ayudarles así a crecer de una manera más rápida y a un coste asumible, especialmente en las primeras etapas del negocio. ANSYS ha entendido que también las peque- ñas empresas merecen bene ciarse de su potencial en cuanto a tecnología y know how. En el caso de PLD Space esta colaboración ha creado además una relación muy especial entre ambas compañías.
¿Y el futuro del espacio, hacia dónde va?
Para los fundadores de PLD Space el futuro de la industria espacial seguirá en manos de Estados Unidos, sin perder de vista a China, que en 2011 lanzó su primera estación espacial; el turismo espacial será una realidad, aunque hasta 2040 no es probable que el hombre llegue a Marte; Eu- ropa lanzará en 2020 la lanzadera espacial Ariane 6, de tipo mediano pesado (70 m), un cohete de combustible líquido con cohetes aceleradores sólidos; y el mercado de micro lanzadores seguirá subiendo sin parar. Ahí es donde PLD Space puede convertirse en el gran líder europeo. Una empresa española en lo más alto.