En la Tierra a jueves, 9 mayo, 2024

ASI FUE LA DIMISIÓN DE ADOLFO SUÁREZ

Adolfo Suárez

Escribe Julio Merino González. Periodisto. En la actualidad continúa creando sus personajes en la ciudad de Córdoba. Las Siete Columnas. Su adorado Séneca. En este artículo recogemos una parte importante de la historia reciente, contada por uno de sus testigos. Esto último no necesariamente implicaba permanecer en silencio…

29 de enero de 1981

Entre las muchas cosas que estoy leyendo estos días sobre lo que está sucediendo en Cataluña (que ya no se sabe lo que es) he leído, por boca de un comentarista político, de los que saben de todo, que Rajoy debería dimitir como dimitió Adolfo Suárez en 1981 ‘para evitar que se produjera el 23-F’, es decir para salir del atolladero que ha provocado el Procés y la aplicación del 155. No entro ni salgo en esa cuestión, pero sí me gustaría aclarar lo de la dimisión del Presidente Adolfo Suárez González.

Según dicho comentarista, y según ha pasado a la Historia de la Transición, Suárez dimitió cuando supo que se preparaba un Golpe de Estado. ¡Y eso no se ajusta a la verdad! La realidad no fue esa, la realidad fue que Adolfo Suárez dimitió cuando supo que se preparaba una Moción de Censura para derribarle como Jefe del Gobierno. Y sí es verdad que con su dimisión se cargó la Moción de Censura, que no era otra cosa que el ‘Plan A’ del general Armada y los socialistas. (Famosa se hizo la entrevista de Armada con Enrique Mújica en Lérida).

Según mis fuentes (y por ellas sí pongo las manos en el fuego) las cosas sucedieron así aquella mañana del 29 de enero de 1981.

Suárez tenía aquel día Audiencia con el Rey Juan Carlos I fijada para las 10:30, pero como otras veces se presentó en La Zarzuela media hora antes, con la intención de tomar un café con ‘Don Sabino’ (Sabino Fernández Campos) antes de pasar a ver a S.M.. ‘Venía muy contento, alegre, dicharachero como siempre’. ‘Sabino -me dijo- ayer resolví el problema que tenía con mi Partido, tuve una reunión con los barones y llegamos a un acuerdo. Nada de luchas externas, lo que tengamos que discutir lo haremos de puertas adentro. Creo que le va a gustar al Rey saberlo. Bastante tengo con Alfonso Guerra’.

Luego Suárez entró en el despacho del Rey, donde ya le esperaba S.M., y allí permaneció casi una hora. Naturalmente lo que hablaron sólo ellos lo podrían haber contado (cosa que yo, al menos, no sé si contaron). Lo que sí sé es lo que Sabino había escrito en una página de sus ‘Recuerdos’ (así llamaba a sus ‘Memorias’): ‘Cuando Adolfo salió del despacho del Rey se detuvo conmigo y ya no era el mismo -reproduzco textualmente- Venía desencajado, triste, como muy cabreado. Sabino -dijo sin sentarse- me voy. Hoy mismo dimito. ¿Qué ha pasado?, le pregunté yo también sorprendido. Me ha contado que hay preparada una Moción de Censura para echarme del Gobierno… y eso no lo voy a permitir. Bastante tuve con una. A mí no se me humilla… Lo sabía, sabía que Armada no era trigo limpio… ¿Armada? ¿qué tiene que ver Armada con esa Moción de Censura?, le pregunté todavía más sorprendido. ‘Eso que te lo diga el Rey, a mí sólo me ha dicho que era una idea del Maquiavelo’-respondió- Me voy, dimito. ¿Se lo has dicho a S.M.? ‘No, se enterará por la tele’… y con mala cara se despidió.

Naturalmente en cuanto se marchó Adolfo -sigo reproduciendo- me fui a ver al Rey y me llevé otra sorpresa, porque nada más entrar en su despacho S.M., casi riendo me dijo:

– ¿Qué? ¿qué te ha contado Adolfo?
– Señor, me ha dicho que se va, que dimite.
– Vaya hombre, ya era hora… no sabía cómo decirle que se fuera y mira por donde lo de la Moción de Censura lo ha arreglado.
– ¿Y qué es eso de la Moción de Censura? -le pregunté muy serio-.
– Sí, es un plan que Armada ha ideado con los socialistas.
– ¿Armada? Pero si Armada no es ni siquiera diputado… Además, Señor, una Moción de Censura la tiene que plantear un Partido, y tiene que presentar un candidato a la Presidencia del Gobierno –yo seguía sorprendido-.
– Pues eso, el PSOE presenta la Moción y presenta a Alfonso como Presidente. La Constitución no prohíbe que sea un Independiente, ni civil ni militar.
– ¿Y cómo no me había dicho nada de esto, Señor? -le dije algo molesto.
– Ay, Sabino, Sabino, hay cosas que la mano derecha no debe decirle a la mano izquierda o al contrario –me respondió sonriendo.
– Señor -me atreví a decirle todavía-, pero el PSOE no tiene mayoría en las Cortes y la Moción puede perderse.
– No, según Alfonso, el PCE, AP y algunos diputados de la UCD también apoyarían.
– Majestad, pues siento decirle que no me gusta este asunto.
– Sabino, te aseguro que a mí no me va a pasar lo que le pasó a mi abuelo, que por alejar a la Izquierda perdió la Corona… Además, creo que los objetivos merecen la pena –y entonces abrió un cajón de su mesa y me entregó un papel, un simple papel doblado. “Ten -dijo alargándome el papel- lee esto y luego me lo comentas”.

Y con aquel papel, que conservo, me volví a mi despacho. Y en cuanto entré leí su contenido, que era muy simple.

OBJETIVOS NUEVO GOBIERNO.

1. Acabar con el “pasteleo político” en el que ha caído Suárez para mantener la Presidencia.
2. Acabar con el terrorismo de Eta y cualquier terrorismo.
3. Reconducir el disparate de las 17 Autonomías y reorganizar la Administración del Estado.
4. Acabar con los separatismos y defender a ultranza la Unidad de España… y 5. Acabar con la corrupción que ya mina la Administración, los Partidos y hasta los Sindicatos.

Era el ‘Plan A’ del general Armada y fue lo que se cargó Suárez con su dimisión, pues al dimitir voló la posibilidad de una Moción de Censura, ya que no podrían presentarla al nuevo Presidente, que iba a ser Leopoldo Calvo Sotelo. Pero, al mismo tiempo provocó la puesta en marcha del ‘Plan B’ ¿Qué habría pasado entonces si no dimite Suárez?, pues que no se habría producido, casi seguro, el ‘23-F’. Pero, de este plan, que fue el 23-F, y lo que sucedió desde la dimisión de Suárez hasta la entrada de Tejero en el Congreso hablaré otro día.

JULIO MERINO
Periodista y Miembro de la Real
Academia de Córdoba.

Nota: Las palabras de Don Sabino que recojo las copié de los folios de sus ‘Recuerdos’, que me dio a leer algunos años después, una mañana mientras desayunábamos en la cafetería Riofrío de la calle Génova en Madrid. Parece ser que esos ‘Recuerdos’ o ‘Memorias’ desaparecieron, pero de que los escribió el Jefe de la Casa Real no tengo dudas, pues a mí me leyó muchas, muchas, de aquellas páginas. Y, me comprometo a contarlas desde mis queridas páginas de prnoticias.com.

 

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